Es evidente que estos dulces están diseñados para agradar a los vampiros y, quizá, a licántropos u otras bestias de peculiares gustos gastronómicos, pero eso no quita que pueda ser un detalle simpático para regalar a cualquier amigo o familiar, siempre que no tenga muchos escrúpulos.
Comentarios
Por mí se los pueden meter en el coño.
Bueno, peor sería al revés.
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vaya coñazo
¿Y para cuando los de chorongo?.