“Es muy inteligente”, comentaban. “Este niño podrá llegar a donde quiera” les decían los profesores a tus padres cuando iban a las reuniones de tutoría. “Tiene mucha imaginación y sabe solucionar los problemas que se le plantean, y participa mucho en clase”. Tú estabas ahí sentado al lado de tus padres, tímido, escuchando todos estos halagos e incluso creyendo que algún día podrías llegar a ser astronauta, diseñador de moda o policía local.  
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