Durante la llamada “Revolución Cultural” -que tuvo poco de cultural y mucho de escabechina- los Guardias Rojos se dieron cuenta de la enorme contradicción que suponía que el mismo color rojo que identificaba la revolución sirviera para detener el tráfico: el rojo, razonaban, no podía significar “parar” sino “progreso”, es decir: avanzar, de modo que llenaron los cruces con pósteres en los que animaban a los conductores –por suerte aún escasos en aquella época- a avanzar con los semáforos en rojo y detenerse en verde.
Comentarios
mira la espe que calladito se tenia que era comunista en la intimidad
#1 pues los ciclistas deben ser descendientes directos de Mao
#2 por lo menos no van por la vida de liberales mamandurrieros
No lo pondría en "El Libro Rojo", seguro.
China es socialista, no comunista