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Crítica de "Modelo 77", por Agustín Moreno Carmona, participante en la COPEL desde sus inicios
Las pruebas impropias obtenidas en secreto, sin declaración de derechos, sin conocimiento familiar del secuestro, sin Habeas Corpus, sin médico forense y sin firma de abogado, las utilizaban los jueces franquistas para condenar a gente vulnerable analfabeta y descendientes empobrecidos del republicanismo. Al primar la eficacia adquirida, que no la verdad, la Dictadura lograba reclutar industrialmente a falsos culpables para la autopromoción de su falsa seguridad.
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