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Amores cinéfagos: Anjelica Huston y Jack Nicholson, el final de la fiesta
Se enamoró de un hombre que por aquel entonces aprendía a surfear la cresta de la ola. En los setenta, hablar de Jack Nicholson era referirse a uno de los actores icónicos del Hollywood tomado por los jóvenes bárbaros. Con la rupturista Easy Rider (1969) consiguió convertirse en la encarnación de un tipo de hombre que no encajaba en el star system clásico pero que representaba a la perfección una nueva estética que pretendía un acercamiento a realidades inexploradas y conflictivas. Y ahí la sonrisa ambigua y turbadora de Nicholson triunfó.
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