Llegó, como siempre llegaba a todos los sitios, tarde a aquella reunión, con las manos en los bolsillos y un lento caminar. “Tío, ¿en serio llegas tarde a esta reunión?” “Pff… había mucho tráfico… un jaleo todo” se excusó sin esforzarse demasiado. “Pero, sabes por qué estás aquí, ¿verdad?” Antes de contestar, quiso mirarle a los ojos, pero fue incapaz de distinguirlos entre la oscuridad del gorro de su negra capucha. “Sí, claro. Un trato es un trato” le contestó sin vacilar. “Joder, pues parece que esto te importara una mierda... En fin, vámonos anda” le dijo tras tocarle la cara con su dedo de hueso antes de caer desplomado.