-No podemos autorizar eso –dijo el representante de Vasscipoa, un joven diplomático de la delegación lunar de Mare Frigoris.
-Queremos mantener la unidad planetaria y satelital, la Luna es... forma parte indisoluble de la Tierra –respondió el agregado militar de Pesagna, la zona terrestre encargada de las relaciones con las diferentes confederaciones que conformaban la Tierra.
-¿Usted defiende la unidad de todas la federaciones terrestres y lunares, verdad? –preguntó el joven intentado arrellanarse en el asiento magnetizado con poco éxito.
-Sí. Claramente, sí –el general contuvo el gesto de puñetazo en la mesa, mirando de reojo que nada de lo que tenía sobre la mesa saliera volando en gravedad cero.
-En realidad lo que defiende es la extracción de minerales lunares. Somos una colonia de mineros dependientes, en todo, del planeta al que estamos atados.
-Y además no tienen soldabots.
-No los necesitamos.
-Sí, para defenderse de nosotros.