Pregúntale

Pregúntale al fuego cómo nació, cómo creció, por qué en el tercer piso de tu bloque. Por qué cuando oliste el humo y te pareció oír gritos corriste desesperado, abrazaste a tu perra, cogiste el móvil, lo guardaste lo sacaste lo guardaste. Por qué abriste la puerta y viste más humo por las escaleras. Pregúntale cómo supiste tan rápido que aquel llanto sobre el ruido era el del niño de tus vecinos. Pregúntale por qué justo entonces la perra se rozó contra tus piernas, y no recuerdas mucho más. En la calle, con ella en brazos y mirando con la boca abierta las llamas, los bomberos. Pregúntale por qué no usaste la llave de tus vecinos, por qué pensaste que alguien lo salvaría. Luego, todo el drama y la tele, el hotel, los días negros. Preguntas fuera y preguntas dentro. Pregúntale al fuego por qué te hizo elegir. Por qué nunca sabrás si hiciste bien o mal pero, al menos, tienes el silencio.