La normalidad

Dmitri movía la sartén con maña. Esas verduras salteadas para acompañar el pollo que le preparaba a Sofía para cenar tenían muy buena pinta. Una mano en la sartén y la otra en una copa de vino.

-¡Eso huele muy bien, cariño!-, dijo Sofia desde el baño, donde se refrescaba. -¡Yo pongo la mesa!-

Colocaba la cesta de pan en la mesa cuando la pared de su apartamento, la que daba a la calle, desapareció. En su lugar, una enorme bola de fuego arrasó el piso, la lanzó a ella contra la puerta del comedor, dejándola malherida; a él, junto con cocina, pollo y vino, a la calle, desde un 5.º piso.

Los bomberos de Kyiv la rescataron en una hora o así, ensangrentada. Su casa ya no existía y el amor de su vida estaba muerto. Los periódicos dijeron al día siguiente que había sido un dron. Maldita guerra…