La integral de la esperanza

- A ti te daban el chorizo bueno, y a mí no me daban nada

- Pero qué dices, si eras los ojitos de mamá. A ti te metieron en el ejército, porque eras un balarrasa, y el resto fuimos rectos como una vela por tu culpa.

- Ya, lo dice el rojo, por qué será.

- Aún me debes una Campeona.

- ¿ Una qué ?

- Una gaseosa.

- ¿ Yo ? ¿ De qué ?

- No te creías que supiera resolver integrales con doce años, y te apostaste una Campeona, y la perdiste.

- ¿ Y no te la pagué ?

- Todavía estoy esperando.

- Si no te la pagué sería por algo.

Anselmo apuró el cigarro, restándole importancia a su tímida revancha adolescente, pero a la vez feliz de reivindicarla. Como si tuviera todavía doce años, y no sesenta.

- Mamá no va a llegar al verano.

- Yo de esa señora no quiero saber nada.

- Qué caro le salió aquél chorizo...