Disculpen que no me levante

A mi compadre y a mi nos gusta pasear por el cementerio y comentar los epitafios. Qué poco arte. No es necesario llegar al nivel de Quevedo y sus versos… “Qué mudos pasos traes, ¡oh! muerte fría, pues con callados pies todo lo igualas”. Bastaría con un poco de humor, como el del dramaturgo: "Aquí yace Molière el rey de los actores. En estos momentos hace de muerto y de verdad que lo hace bien”. O el más pragmático Poncela: "Si queréis los mayores elogios, moríos”. También el infame Marqués de Sade nos legó una buena frase: «Si no viví más es porque no me dio tiempo». 

Un día, encontramos una losa sin nombre y fantaseamos con escribir algo memorable para la posteridad. Lástima que las almas en pena no tengamos dedos con los que plasmar nuestro humor.