Un pequeño brote verde surge entre el pétreo y hostil hormigón.
Mientras tanto, llamas azules y rojas danzan con un libro cuyas páginas se contonean ancladas por el lomo, antes de fundirse con el fuego.
Fuego reflejado en los encolerizados ojos del padre que lo condenó a la hoguera; en los de una madre silenciada; y también en los de Lucía, la niña que había pasado de ser el orgullo familiar —fue la primera del poblado en acabar el instituto— a convertirse en una vergüenza por atreverse a cuestionar el matrimonio que le habían concertado.
Entre lágrimas, trata de explicarles lo aprendido: que las mujeres son libres y dueñas de su destino.
El libro se ha reducido a cenizas como un cuerpo en el purgatorio, pero el alma, en forma de conocimientos, ha volado hasta Lucía, donde un pequeño brote verde ha germinado… entre el pétreo y hostil hormigón.