Publicado hace 6 años por --368612-- a sonadorindomable.wordpress.com

Todos hacemos o hemos hecho cosas que no somos capaces de admitir en público. Ningún hombre hetero admitirá en público que se tiraría a un hombre y ninguna mujer admitirá que ronca o que se tira pedos capaces de destrozar la capa de ozono. Está mal visto ser honesto y brutalmente sincero.

Pero hace poco hablaba con alguien entre cervezas de esa costumbre que tenemos los tíos de rascarnos las pelotas. Yo no me las rasco en público. Si me pican, me meto la mano en el bolsillo y disimuladamente intento rascarme.

Rascarse las pelotas no es síntoma de virilidad. Y a mi, como a todos me pican de vez en cuando. Y me rasco. Sin problema.

Pero en aquella conversación surgió otro tema más espinoso que aún se desconoce. Algunos hombres se huelen las manos después de rascarse las pelotas. Por qué lo hacemos.