Hace 6 años | Por --549315--
Publicado hace 6 años por --549315--

(Traducción del inglés de Alimuddin Zumla, Prof. del Centre of Infectious Diseases and International Health, Royal Free y University College London Medical School)

Las recientes iniciativas de asociación global se han centrado en estimular un mayor interés en la elaboración y suministro de medicamentos para las tres enfermedades infecciosas mortales a la cabeza en el mundo: el sida/VIH, la malaria y la tuberculosis. Las enfermedades "más descuidadas" (para las que no hay medicinas disponibles asequibles, efectivas y de fácil aplicación) continúan causando una morbilidad y una mortalidad considerables en los países en vías de desarrollo. Una serie de artículos de la revista The Lancet bosquejará las prioridades de investigación y avance en tres enfermedades desatendidas frecuentes en el mundo en desarrollo: la tripanosomiasis humana africana (la enfermedad del sueño), en el presente número, la leishmaniasis visceral (kala azar), previsto para agosto, y la malaria, previsto para septiembre.

Apenas el 10% del gasto en investigación sanitaria se invierte en estas enfermedades, que son causa del 90% de la población enferma del mundo1. Los tratamientos existentes para las enfermedades infecciosas mortales son cada vez más ineficaces debido a la escasa posibilidad de diagnóstico, al aumento de la resistencia a los medicamentos, el desabatecimiento, la mala distribución y los sistemas sanitarios insuficientes. La falta de conocimientos científicos no es el obstáculo más importante para el desarrollo de medicamentos: se sabe más sobre biología, inmunología y genética de la leishmania y los tripanosomas que de ningún otro parásito2. La laguna tampoco está en la tecnología, que se ha beneficiado enormemente de los adelantos recientes. Al parecer, el mayor obstáculo par que este conocimiento se traduzca en un beneficio real para los pacientes es de índole política.

Así como la investigación científica básica tiene lugar en laboratorios universitarios o gubernamentales, la innovación de medicamentos la realiza casi exclusivamente la industria farmacéutica. La selección de sustancias para posibles medicamentos que hace la industria farmacéutica se basa en los beneficios potencialse para la compañía y sus accionistas, no en un interés por la salud pública mundial. Criterio que evidentemente no tiene en cuenta las necesidades de los países pobres.

Los medicamentos para la enfermedad del sueño se descubrieron en la época colonial. La malaria ocasiona unos dos millones de muertes cada año; no obstante, los fármacos contra la malaria se fabricaron principalmente para los funcionarios de las colonias, los turistas occidentales y los militares. La investigación y el desarrollo de medicinas para combatir enfermedades tropicales están todavía prácticamente estancados. Los últimos veinticinco años han visto el desarrollo farmacológico de sólo cuatro nuevos medicamentos, de entre 1.223, para el tratamiento de enfermedades tropicales que causan millones de muertes al año3: el atovaquone/proguanil, y el artemether para la malaria, y la eflornitina y el nifurtimox para la enfermedad del sueño. El atovaquone se indicaba al principio para la neumonía causada por Pneumocystis carinii; la eflornitina era un subproducto de la investigación sobre el cáncer y se dejó de fabricar entre 1995 y 2000 porque no era rentable; y el nifurtimox se fabricó originalmente desarrollado para uso veterinario.

El modelo de asociación público-privada (public-private partenership, PPP) recibe cada vez más apoyo con miras a un mejor aceso a los medicamentos y a estimular el descubrimiento de fármacos de fácil utilización, asequibles y eficaces. Por ejemplo, este modelo ha tenido un éxito tremendo en la campaña contra la ceguera de río (oncocercosis) en África Occidental. ¿Por qué ha funcionado esta campaña con una enfermedad específica mientras que otras enfermedades igualmente importantes siguen desatendidas? A ello han contribuido, en Occidente, el apoyo de alto nivel de la Fundación Carter, del antiguo presidente de E.E.U.U. Jimmy Carter, en colaboración con el programa de investigación sobre enfermedades tropicales de la OMS, el apoyo político y la cooperación de los gobiernos de África Occidental, de las organizaciones no gubernamentales y oras organizaciones benéficas, y la generosidad de las donaciones de ivermectina, por parte de Merck.

En éxito del programa de la lucha contra la oncocercosis indica que son posibles las PPP eficaces. Sin embargo, parece poco probable que el sector privado haga inversiones significativas en dolencias como la enfermedad del sueño, la enfermedad de Chagas y el kala azar, para las que no existe mercado mundial. A fin de garantizar un desarrollo sostenible, y un acceso equitativo a los medicamentos para enfermedades tropicales, el sector público tiene que desempeñar un papel mucho más importante.

Un primer paso crucial es el de definir una investigación que se dirija a la resolución de las necesidades y una agenda para el desarrollo que asista a los políticos, a las agencias financiadoras y a la comunidad científica en el establecimiento de las prioridades que resuelvan de forma eficaz las necesidades de los países en vías de desarrollo. Con demasiada frecuencia, se dispersan los escasos recursos en actividades muy fragmentadas que no corresponden necesariamente a lo que se necesita con más urgencia. Además, no siempre se tienen debidamente en cuenta los requisitos específicos que deben aplicarse a las enfermedades tropicales -por ejemplo, la facilidad de uso y la asequibilidad-. Es esencial una mayor implicación del sector público y un liderazgo más grande. Los gobiernos de los países en vías de desarrollo deben mostrar un mayor compromiso y erradicar de raíz la corrupción, y los gobiernos occidentales deben dedicar muchos más recursos a estas enfermedades "olvidadas" para acometer eficacmente la investigación y las actividades de desarrollo y para, a través de la ayuda al desarrollo, fortalecer la investigación ya existente y la capacidad de progreso del mundo menos desarrollado, donde también hace falta un cambio de prioridades en la investigación.

Las distancias y las diferencias se han reducido mientras la globalización hace del mundo una aldea global, y el mero egoísmo debería bastar para obligarnos moralmente a todos a estar comprometidos seriamente en interrumpir el ciclo de pobreza-enfermedad que afecta a los sectores más pobres del mundo.

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1. Organización mundial de la salud, "Investing in health research and development. Report of the ad hoc committee on health research relating to future intervention options", Ginebra, OMS, 1996; P. Trouiller, E. Torreele, P. Olliaro et al, "Drugs for neglected diseases, a faiure of the market and a public health failure?", Trop Med in Health, II, 2001, pp. 945-951

2. DA. Wirth "Harvest not yet reaped: genomics to new drugs in leishmania and trypanosomes", en The crisis ofneglected diseases: developing treatments and ensuring access, Médecins Sans Frontières/ Drugs for Neglected Diseases Working Group, 2002

3. Cf. P. Trouiller, E. Torreele, P. Olliaro et al, "Drugs for neglected diseases, a faiure of the market and a public health failure?", art.cit.