Que los dos últimos anillos de los Lakers no se hubieran conseguido sin un chico de Cataluña es un hecho. La franquicia angelina le debe mucho a Pau Gasol, y, por supuesto, Gasol a LA. El dúo ha funcionado a la perfección desde que nuestro jugador aterrizara en la soleada california para ponerse a las órdenes del que quizá es el mejor entrenador de la historia de la NBA, Phil Jackson. Pero ese dúo se ha roto.