Sería allá por los 90 cuando escuché la expresión en los medios, en relación al ya lamentablemente desaparecido Julio Anguita y la también desaparecida, en cierto modo, Izquierda Unida.
No recuerdo el contexto exacto pero hacía alusión a algún tipo de "alianza" con el PP (que si no me equivoco no era tal) en contra de los intereses del PSOE, tal vez en alguna comunidad o ayuntamiento. Presionar al centro por ambos lados, vendría a resumir la idea, algo que seguramente también tiene su traducción en táctica y estrategia militar.
Lo recuerdo ahora para poner una idea sobre la mesa, entre lo intrépido y lo hilarante y aunque ya lo esté apuntando creo que va a parecer difícil ver por donde va, me explico.
La idea parte de la conclusión de que es el centro el que ocupa el poder político en prácticamente todas partes, y cuando digo centro me refiero a una serie de intereses del capital transnacional, más allá de las alineaciones geopolíticas de los países y bloques, la propuesta es en clave interna, en términos nacionales.
No faltan motivos para lo que se va a proponer, se suele decir que la diferencia entre izquierda y derecha es un 3% de gasto social, aquí la únión de siglas PPSOE ha sido recurrente a modo de crítica y al final hay una percepción de que gobiernan una serie de "administradores de un sistema" prediseñado tan acotado por líneas rojas que cualquier cambio con efectos palpables en la sociedad se reduce a pura fantasía.
Así, los garantes de la estabilidad sirven a los intereses que se hallan cómodos en esa estabilidad y ese sistema y no a los que quieren subvertirlo. Son al final burócartas y funcionarios que no dejan de aludir al cambio en sus campañas electorales pero están ahí a la postre para que todo siga igual y es conocido que la pugna electoral se disputa "la centralidad del tablero" donde de forma natural, a razón de la campana de Gauss, se va a hallar el mayor caladero de votos.
Aceptando dicha lógica cabe asumir que jamás ninguna fuerza que se aleje mínimamente de ese "centro" por un lado o por el otro va a tener opción alguna de gobierno. A lo sumo obtener algunas concesiones en función del balance concreto de la coyuntura y de la habilidad para negociar. Ese 3% de gasto social, el esquema de las grandes cosas perdura inalterable.
Sucede que el llamado "centro" político nada tiene que ver con el centro sociológico de una población dada. Y aquí vamos a empezar a encontrar extrañas coincidencias, todo lo que se aleje de esa centralidad va a ser tilado por los medios de forma automática de populismo, ese calificativo tan despectivo que tan le va a LePen o Trump como a Pablo Iglesias o Maduro. No deja de ser sorprendente que posiciones en un principio tan alejadas puedan quedar resumidas en lo que al final es sólo un insulto. Porque, lo contrario del populismo del que debemos huir como del demonio, lo que nos gobierna, ¿entonces que es, el elitismo?
"Élites extractivas" quizás sea la expresión más acertada y el diagnóstico político más preciso de las últimas décadas. La cruda verdad es que el "centro" no es el centro, es la élite económica haciendo y deshaciendo a su antojo mientras el resto se hallan divididos a un lado y al otro.
Podemos intentó explicarlo y creo que hoy podemos decir con rotundidad que por lo menos en eso fracasó. Los de arriba y los de abajo, decían. Y hoy se hallan inmersos en una deriva que sólo hace hincapié en las diferencias de las bases sociales en lugar de buscar los denominadores comunes.
Y se podría decir que comparto sus posiciones en general pero no puedo compartir una estrategia que implica una vocación de subalternidad permanente hacia el poder real. Me considero tan idealista como el que más pero me temo que linda con la necedad el no asumir que para convocar el acuerdo de grandes mayorias hay que renunciar a cosas. Sin embargo la realidad que tenemos es a gente elaborando discursos perdida por los laberintos del lenguaje inclusivo. En una palabra, imbéciles. Sí, muy idealistas, claro, y con muchas y muy buenas razones, por supuesto, pero imbéciles al fin y al cabo condenados a la subalternidad, cuando no a la irrelevancia por su propia necedad.
De nada sirve encontrar el equilibrio perfecto en el mundo platónico de las ideas, lo que cuenta al final, tristemente, es lo que uno pueda llevar a cabo como transformación de la realidad, el resto son meras pajas mentales de intelectuales voluntarioso que proponen soluciones para problemas que a la postre no padecen. El idealismo está muy bien pero es el pragmatismo lo que nos da de comer a todos.
La división de la base social se establece desde muy temprano, uno escoge un bando como el que escoge equipo de fútbol. Del otro, lo ignora casi todo por completo y no percibe más que el esbozo de una caricatura. Todos somos tremendamente ignorantes, la única diferencia se halla en las cosas que ignoramos. Y eso ni siquiera es lo malo, lo malo es no saberlo.
Las dos Españas que mencionaba Machado quedan retratadas en lo que la final fue un sencillo pero tenso diálogo, mucho conocerán la anécdota, aquella sentencia de Unamuno a Millán Astray: venceréis pero no convenceréis. Yo estoy en ese lado de la tradición, claro. Y desde mi lado, la respuesta del otro, ese "muera la inteligencia, viva la muerte" parece poco más que un exabrupto, en apariencia tan carente de sentido que incluso sorprende.
Lo cierto es que tanto en un bando como en el opuesto, por lo general vivimos con la cabeza tan metida en nuestro propio culo que jamás entedemos las razones del otro. Y como se ha expuesto ya la alternativa a esos dos bandos no pasa por el "centro", esa es simple y llanamente la trampa del poder. Y además hay que comprar el pack completo, no quiere nadie ver un cuestión concreta de forma distinta a los de su bando o será automáticamente tildado de sospechoso y verá cuestionada su tan ansiada necesidas de pertenencia al grupo. Al final tan mascado se lo dan a uno que no hace falta ni pensar, ni informarse y mucho menos dudar.
Pero si por alguna infeliz casualidad alquien como pueda ser yo, proveniente de una tradición cultural a la izquierda de esa línea del espectro político pintada con tan mala fe como buen tino se aventurara en lecturas que en principio no son las que le corresponden, podría encontrarse un par de sorpresas.
Como un discurso de Jose Antonio (sí, sí, el de Falange, que vendría a estar en la extrema derecha) abogando por la nacionalización de la banca (este es de los que acabó muerto y la Falange disuelta, el extremo centro no tolera desviaciones) o las arengas que Millán Astray daba a los legionarios, delincuentes condenados muchas veces por crímenes atroces que redimían su pena mediante el servicio en la legión, creo que vale la pena ver íntegro uno de los que han quedado:
¡Caballeros legionarios! Sí. ¡Caballeros del Tercio de España, sucesor de aquellos viejos Tercios de Flandes. ¡Caballeros!... Hay gente que dicen que antes que vinierais erais..., yo no sé qué, pero cualquier cosa menos caballeros; unos erais asesinos y otros ladrones, y todos con vuestras vidas rotas, ¡muertos! Es verdad lo que dicen. Pero aquí, desde que estáis aquí, sois Caballeros. Os habéis levantado, de entre los muertos, porque no olvidéis que vosotros ya estabais muertos, que vuestras vidas estaban terminadas. Habéis venido aquí a vivir una nueva vida por la cual tenéis que pagar con la muerte. Habéis venido aquí a morir. Es a morir a lo que se viene a La Legión. ¿Quiénes sois vosotros? Los novios de la muerte. Los Caballeros de La Legión. Os habéis lavado de todas vuestras faltas, porque habéis venido aquí a morir y ya no hay más vida para vosotros que esta Legión. Pero debéis entender que sois caballeros españoles, todos. Como Caballeros eran aquellos otros legionarios que, conquistando América, os engendraron a vosotros. En vuestras venas hay gotas de la sangre de aquellos aventureros que conquistaron un mundo y que, como vosotros, fueron caballeros, fueron novios de la muerte. ¡Viva la muerte!
Vaya, de alguna parte tenía que venir el "exabrupto", al final era una referencia que comprendieron todos los presentes y hoy, desde el otro lado, a todo el mundo le parece un simple majadería. Y tampoco dijo "muera la inteligencia" como al parecer muchos recuerdan sino "muera la intelectualidad traidora" que, estemos de acuerdo o no, es sustancialmente diferente. Lo que nos ha llegado es una mera caricatura del otro y la división opera de manera tan eficiente que incluso me he sentido extraño buscando el discurso en páginas "del otro bando".
Volviendo a tiempos presentes, en Alemania han dado cuño han nuevo término, dentro de esa tradición absurda que parece gustarles tanto, hasta caer en ridículos de varias decenas de letras (hay un sketch de los Monty Python al respecto, por cierto) que viene a clasificar a modo de insulto en su significado literal a "los que comprenden a Putin". Está vedado comprender al enemigo. Del mismo modo que aquí, cualquiera que se atreva a exponer las causas del terrorismo de ETA es tildado automáticamente de pro etarra y de la misma manera que alguno que se cruce con esto y lea la arenga de la legión concluirá: mira, un facha.
Porque esa división vertical entre izquierda y derecha, que separa a la base social en volúmenes similares, ha de prevalacer a la división horizontal que proponía Marx entre proletarios y capitalistas, que es mucho más asimétrica. Y si no recurrirán a la división entre hombres y mujeres, cualquier cosa con tal de evitar (posponer, en mi opinión) la que es la lucha real y prioritaria que es la lucha de clases. Para que el poder siga recayendo en ese centro-élite que gobierna globalmente para salvaguardar sus intereses. El neoliberalismo económico y las propuestas "tecnocráticas" no son más que intentos de cubrir con máscaras de aséptica neutralidad pseudo cinetífica esos mismos intereses.
He puesto un par de ejemplos pero podría seguir, poco se habla de la posición que ha tenido en determinados periodos históricos la iglesia contra la usura y de su vocación de asistir a las clases más desfavorecidas, desde el otro lado sólo se da pábulo a los innumerables relatos de abusos en cine, prensa, televisión... Y por supuesto son ciertos y graves, imperdonables. Pero no es toda la verdad.
A modo de ejemplo, en declaraciones recientes un portavoz de EEUU mencionaba algún tipo de cambio de postura respecto a incumplimiento de los derechos humanos en India, o algo similar. Y desde luego no me cabe duda de que existen, hoy y antes de que India se replanteara su posición geopolítica en relación al conflicto en ciernes, luego, los derechos humanos no son la preocupación sino la excusa.
Del mismo modo, dentro nuestras fronteras, cuando el PP utilizó todos los medios del estado para desenmascarar la corrupción de sus adversarios políticos y posteriormente el partido quedó condenado por corrupción, se demuestra que la persecución no era contra la corrupción sino contra los adversarios políticos. Sin embargo el relato de los medios del elitismo que se autoproclama de "centro" parece no reparar en este tipo de detalles y no se dedican a más que envenenar las mentes, en el mejor de los casos con medias verdades, que son doblemente mentira.
Volviendo al título que encabeza estas líneas, o las posiciones que se ubican tradicionalmente en los extremos del espectro político son capaces de hallar sus denominadores comunes y presentar un programa de mínimos o se verán indefinidamente condenados a la subaltenidad respecto al elitismo gobernante.
Y eso va más bien por Podemos, Vox es en realidad un invento de las élites y es posible que la extrema derecha ideólogica´, si es que de verdad existió alguna vez, muriera con Jose Antonio. Yo aún recuerdo haber visto las chapas con el yugo y las flechas en algunos edificios que señalaban algún tipo de vivienda ofrecida por el estado, no todo van a ser cunetas.
No estamos tan lejos como nos quieren hacer creer, unos cantan el cara al sol con la mano extendida y otros la internacional con el puño cerrado. Y sí, los símbolos, tradiciones, referentes del otro se diría que nos incluso nos repugnan pero al final lo cierto es que los sentimientos que evocan son exactamente los mismos. En realidad no es que haya una simetría pero no me cabe duda de que hay vocaciones tan nobles en un lado como en el otro. Y no es que Machado no tuviera razón, pero nunca ha habido dos Españas por mucho que nos empeñemos en verlo así. Siempre ha habido una sola España gobernada por unas élites minoritarias enriquecidas a costa de la mayoría restante.
Y ahora que la élites gobernantes en occidente parecen estar de acuerdo en emprender una de esas guerras de las que rara vez pagan la factura y más rara vez aún ponen la sangre, cabe plantearse si no vale la pena descabalgar a ese supuesto centro político que nos aboca al conflicto del poder político desde los extremos. La pinza. Sé que aún es pronto, pero vale la pena irlo madurando. Al final, de una manera u otra, no hay otro camino.
Y es que últimamente ya no se sabe si es peor lo que viene por los extremos (¡Alerta antifascista! o ¡que vienen los rojos!) que los hombres del stablishment (y mujeres, ahí estaba Clinton) que han llevado a cabo una agenda globalista que en las últimas décadas nos ha abocado a la precariedad laboral, habitacional e incluso me atrevería a decir interpersonal. Con colapsos medioambientales y económicos consumados, el energético en ciernes y a las puertas de un conflicto que podría terminar siendo militar. Si algo bueno tiene cumplir años es que da algo más de perspectiva.
Así que cuidado, ¡que vienen los moderados! Y estos no sólo vienen, es que llegan. Pero mientras los medios nos alarman con el "populismo". ¿Populismo? por supuesto que sí, y a mucha honra. De elitismo creo que ya hemos tenido más que suficiente. Sería hora de ir pensando en un movimiento en pinza.