Por el culo o chuparla no es sexo

Una charla informal con una amiga me recordó hace pocos días algo que he oído ya varias veces. Hay parejas que todavía llegan vírgenes al matrimonio, parejas jóvenes, pese a que ellas se la han chupado a sus novios y ellos las han penetrado analmente. A mi me suena risible, pero especialmente entre miembros del Opus se ha extendido la idea de que todo lo que no sea penetración vaginal no es sexo, y así pueden cumplir sus preceptos religiosos y dar salida al impulso normal de cualquier pareja, que es follar. Mi amiga decía atónita que lo que menos entendía era que estuviesen más dispuestas a chuparla que a dejar que se la metan, porque una felación es algo mucho más personal. En realidad estaba dándole la razón a los del Opus, son novios de larga duración, tienen relaciones muy íntimas y personales antes de casarse.

No creería nada de esto, y menos aún escribiría sobre ello, de no ser porque no es la primera, ni segunda, ni tercera vez que lo oigo, y porque estando en contacto con personas de 25 a 35 años he visto un crecimiento de la fe católica que hubiera creído imposible a estas alturas. La última boda a que me invitaron acabó con canciones de misa a la guitarra por los novios y sus amigos, cosa que me dejó con el culo absolutamente torcido. Nada de copas de más y Bad Bunny o Rosalía.

No descarto que yo me haya relacionado por casualidad con una minoría que no representa a la sociedad en su conjunto, me creo más los análisis del CIS que dicen que los creyentes son cada vez menos. Pero algo muy insólito le pasa a una parte de la juventud española cuando abrazan la fe, la sodomía y la felación pero no la penetración, y cuando la extrema derecha les parece una opción política más atractiva que las demás. ¿Ahora rebelarse es esto?