Con frecuencia, prever el futuro no es un acto mágico, sino un simple seguimiento de los procesos necesarios para pasar de una situación a otra. Ya comentamos aquí este artículo en el que se habla de lo que puede pasar con los coches eléctricos durante un imprevisto, y de la escasa preocupación que esos imprevistos suscitan, ya que no se prevé que su número sea masivo, o eso dicen algunos.
En ese mismo sentido, me gustaría que echásemos hoy un vistazo a lo que el coche eléctrico va a suponer para nuestra ya moribunda privacidad.
Uno de los análisis en los que coincide casi todo el mundo es que le coche eléctrico sólo pasará de ser una anécdota el día que se pueda cargar en la calle, pues una importantísima parte del parque automovilístico actual, duerme en la calle. Para eso habrá que dotar de enchufes y otros dispositivos de carga a las farolas, o crear puntos de recarga nuevos, útiles también para combatir los imprevistos del punto anterior. Genial. Ya se irá viendo, etc. Todo en orden.
Pero aquí surge el siguiente problema: igual que cuatro borrachos pueden romper cien retrovisores en diez minutos, y lo han hecho,. ¿Os imagináis lo que puede hacer un solo tipo con unas tijeras de podar? Da igual que sea un taxista cabreado, un activista del diésel, el exdueño en paro de un taller, un colgao o un emisario de bandera falsa. Es igual. ¿Os dais cuenta de lo que suponen quinientos coches en una noche con el cable cortado, sin haberse recargado y encallados en su punto de carga?
Ante esta fragilidad, ¿cuánto van a tardar en surgir voces exigiendo cámaras en todas las calles para que esto no suceda? ¿Cuánto tardarán en exigirse esas cámaras para que no haya peleas, litigios y contenciosos por un enchufe? Yo dejé el coche, amamantándose tranquilamente, y llegó otro cochinillo que lo expulsó con violencia a las cuatro de la mañana. ¿Por qué no hay cámaras que me defiendan de eso?
¿Y cómo no vamos a poner cámaras en los garajes colectivos? ¿Le ponemos contraseña al enchufe? Vale. ¿Y al cable para que no me lo pinchen? Es mejor otra cámara.... Con reconocimiento facial a ser posible... Porque el garaje ya no es sólo el sitio donde se deposita algo: ahora también es un proveedor de consumibles.
¿Os imagináis una máquina de chocolatinas en un garaje, sin cámaras? ¿Os han contado lo que hace la gente en los baños de los bares para engañar a una máquina de condones? Y son sitios más concurridos, en los que en cualquier momento puede entrar alguien...
Pues esto va a ser igual, pero a lo grande. Y la solución serán cámaras, cientos, miles de cámaras en todas partes. Porque los datos de la gente que entra y sale del garaje, esos sí que valen una pasta...
Al que le guste el rollo de la ultraseguridad, está de enhorabuena. Al que le moleste la ultravigilancia, que se vaya preparando. Casi nadie había pensado en este efecto secundario, ¿verdad?
Pues suerte.