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Parece que Coursera no paga IVA (y debería)

Empezaré con un disclaimer: no tengo pruebas definitivas, así que en todo momento debéis tener en cuenta que lo que comentaré son mis sospechas personales y relativamente subjetivas. Intentaré pues ser claro respecto a qué me lleva a pensar que Coursera no paga IVA por los servicios que ofrece en Europa (aunque debería).

  1. En primer lugar, Coursera parece no tener filiales en Europa, como sí tienen muchas grandes tecnológicas, por lo que puede ser entendible que desconozcan las leyes de la UE, o que aun siendo conocedores de ellas, no les presten tanta atención.
  2. En segundo lugar, no envían facturas por los pagos realizados (aunque se pidan explícitamente), y la poca información que envían no desglosa el precio en base + IVA.
  3. En tercer lugar, he pasado 40 minutos hablando por chat con su servicio técnico, y he recibido esta interesante respuesta:
  • «(07:41:02 PM) ******: I've checked our system, and it turns out that you haven't been charged with taxes at all.»

Ahora bien, tienen alguna obligación las empresas de fuera de la UE de pagar IVA cuando nos ofrecen sus servicios o productos? Pues parece que sí, aunque no tengan base en la UE.

Aquí dos enlaces que lo explican, uno oficial, pero muy escueto, y otro de estilo más cercano pero no oficial:

La verdad es que estoy sorprendido de ser el primero que comente esto públicamente. Alguien con más conocimiento sobre el tema que pueda aportar algo de luz?

Saludos.

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Las ciudades y las personas. Distribución de recursos hacia arriba

Los que no vivimos en esas megaurbes vibrantes donde parece estar todo lo que se hace, estamos acostumbrados a escuchar que se fomenta el crecimiento de esos centros urbanos porque generan sinergias, aprovechan mejor los recursos y producen mejores resultados económicos y humanos. La alta densidad de población es atractiva para las empresas y reduce costes en la oferta de servicios públicos. Como además hay mucha gente que va a agradecerte esos servicios con su voto, pues los políticos tienen todos los incentivos para invertir allí lo de todos, y al resto que nos jodan. Sin eufemismos ni paliativos.

En el fondo, lo que nos vienen a decir, y puede que con razón, es que los pueblos son menos eficientes, una especie de capricho, y que de alguna manera ya está bien de que esas urbes subvencionen los servicios en lugares apartados, en medio de la nada.. donde residen personas que generan un valor añadido por debajo de la media.

En principio no estoy de acuerdo ni en desacuerdo con la idea, pero me gustaría señalar que si eso es aceptable para las ciudades puede serlo también para las personas, y que puede resultar igualmente acertado afirmar que ya está bien de emplear recursos en los que no producen nada, en los que no han estudiado, en los que no generan sinergias ni crecimientos de productividad, por no mencionar a los que ya no van a producir más o a los que nunca van a producir nada, porque no valen para nada, o porque sus circunstancias los alejan de la economía de mercado

Y utilizo esas expresiones concretas porque son, textualmente, las mismas que he escuchado a otros emplear sobre mi pueblo, mi comarca o mi región.

Y propongo que el método de gestión que se aplica a los territorios se aplique a las personas. Porque lo de la ley del embudo a lo mejor ya cansa un poco.

Porque el doble rasero ya sabemos de qué va; y de aquí, de estas cosas, es de donde procede el desapego de algunos a las ideas que, disfrazadas de solidarias, convierten a los mismos siempre en perdedores.

De aquí sale que ciertas ideas nos parezcan lesivas, adversarias y peligrosas a los que no vimos en una gran urbe. Y luego vienen los lloros cuando votamos algo que los cosmopolitas no les gusta... Ya... Ni a nosotros, pero a veces no nos queda más remedio...

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SMI: Todos doctores y algunos apóstoles

En esta discusión nacional sobre el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) de la que somos testigos y participes ya desde hace algún tiempo, suelo encontrar entre aquellos que se oponen a la existencia de este SMI un gran grupo de personas que aseguran, con toda rotundidad y en apariencia sin dudas, que en base a la sola eliminación del SMI los salarios acabarán por superar ese mínimo legal por trabajar. Podríamos resumir en dos partes y de forma sencilla (huiré de términos complejos) la argumentación que les hace llegar a esta "atrevida" conclusión (luego verán porque destaco "atrevida"). Vamos con el primer argumento:

  • Según la opinión de este grupo, la existencia de un SMI es una barrera infranqueable para la creación de un mayor Nº de empresas en este país, pues un supuesto ejército de emprendedores en potencia se ven incapaces de iniciar sus ansiadas aventuras empresariales en suelo patrio ante la imposibilidad de asumir ciertos costes obligatorios, entre los que se encuentran este SMI como uno de los mayores. De aquí deducen que, eliminando este SMI y desregulando el mercado laboral, pasado un indeterminado tiempo el Nº de empresas que se crearán en este país aumentará, creciendo así la demanda de trabajadores y por tanto los salarios que estos estén dispuestos a admitir (a la vez que bajaría la tasa de paro). Confían en la sola acción del mercado para mejorar el SMI. Los más cautos de este grupo admiten que durante cierto tiempo (siempre indeterminado) los salarios asociados a las actividades que ahora cobran SMI serán menores, pero sólo hasta que la acción de ese mercado con mayor demanda de trabajadores haga superar esa cifra.

Hasta aquí su primera argumentación. Y aquí uno que escribe se pregunta: ¿acaso el hecho de que cierto salario obligatorio sea supuesta barrera para la creación de empresas cambiará porque a este se llegue vía mercado?, ¿cierto coste laboral deja de ser el mismo porque a este se llegue solo gracias a la acción de la oferta y demanda de trabajadores?. Creo que la respuesta es evidente, igual que lo que la sigue: si nada cambia más que la eliminación de un SMI, según la acción de la oferta y demanda de un mercado laboral desregulado acerque los salarios a ese anterior SMI, estos se situarán en un punto de equilibrio por debajo de ese SMI, ya que cierto mismo coste y la dificultad que este pueda generar para incentivar la inversión no cambia por el hecho de ser obligatorio o no.

¿De dónde sacan entonces que eliminando el SMI esos salarios aumentarán? Y aquí llegamos a la segunda parte de su argumentación:

  • Aseguran en que parte de esos mayores beneficios que las empresas consigan gracias a poder pagar salarios menores al SMI serán invertidos en mejoras productivas, por lo que llegado cierto punto, la rentabilidad de esos negocios no tendrá que basarse en presión a la baja de costes laborales.

Pero lo cierto es que por mucho que "aseguren", lo más que pueden hacer es "confiar", ahora comprenderán ustedes porque más arriba destacaba como "atrevida" toda esta argumentación. Curioso que solamos ser testigos de como, algunos de estos que abogan por la eliminación del SMI pudiéndose agarrar solo a tal apuesta, son los mismos que acusan a los defensores de "querer conocer la reacción de un mercado complejo". En cierta manera esta contradicción no deja de ser la propia de todo su discurso: por más que como apóstoles prediquen, bajo esa extraña idea suya de libertad, la plenitud a la que llegaremos rindiendo honores a esa deidad benevolente de un malentendido "mercado", fruto del idealismo más burdo, en la práctica no hacen otra cosa que prescribir, como doctores en su consulta, cuales deben ser las recetas apropiadas que debieran conducir ese mismo mercado, por muchos que en sus cabezas piensen que la "inacción" no es política (la dialéctica de la "inacción" y la "acción", pero eso ya es otro asunto...). Vamos, que hacen lo mismo que el resto de los que en esta discusión participamos, opinar que política económica pensamos que sería la correcta para conducir el mercado laboral (su política, la desregulada por el estado).

Estaremos dispuestos a admitir que tal vez sea posible que la eliminación del SMI conduzca a una disminución de la tasa de paro a costa de rebajar los salarios, incluso que el posible aumento excesivo que ahora asoma de este SMI pueda provocar más paro; a partir de aquí podemos hablar. Pero por favor no caigamos en la candidez de pensar que solo la simple eliminación de este mínimo traerá que las nóminas de aquellos asalariados que ahora lo cobran fueran a crecer. Muchos otros defensores de la eliminación del SMI al menos no se esconden de esto, y aquí ya entraría un debate de otra índole.

En el descargo de estas personas, y volviendo al ejemplo de los doctores, diremos que es conocido esa tozudez del pensamiento humano que mucha veces nos lleva una y otra vez a confundir los síntomas con las causas. Nuestro tejido productivo se basa en ofrecer productos y servicios de bajo y medio valor añadido, cosa que obliga a nuestras empresas a tener que buscar rentabilidades a base de reducir costes, y entre estos especialmente el coste laboral que es de los pocos donde podemos incidir. De igual manera, la razón de que existan economías más potentes sin SMI (cosa que algunos nos repiten como ejemplo hasta la saciedad) no se debe al hecho de la no existencia de un salario mínimo en su regulación laboral, sino a que suelen ofrecer productos y servicios de alto valor, cosa que permite a su tejido empresarial el no tener que buscar la rentabilidad en presión a costes laborales.

Cuando nuestra sociedad (y esto nos incluirá a todos) decidan, cada uno desde su posición, afrontar la difícil tarea de crear un tejido productivo de alto valor, cuando el beneficio de unos no se vaya a deber a la escasez de otros, entonces, solo entonces, estaremos algunos dispuestos a afrontar la eliminación del salario mínimo . Claro que según esos mismos apóstoles de la libertad anteriormente citados, ¿quienes somos nosotros para decirle a nadie lo que debe hacer?...

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Conclusiones sobre notas y becas

Tras comentar con otros meneantes este artículo, veo con gran placer que no sólo hemos acercado posturas, sino que mi propio punto de vista ha variado y creo que sustancialmente.

Supongo que al dejarme convencer de algo corro el riesgo de perder la nacionalidad española, pero si no asumiera, cuando escribo, que los demás pueden enseñarme algo, dejaría de hacerlo. Por eso doy las gracias a los amigos que han tenido a bien explicarme de manera convincente algunos extremos y, con vuestro permiso, sintetizo mi nuevo punto de vista sobre el asunto, que puede ser quizás más reaccionario que el anterior, pero es bien distinto.

-El dinero público debe ser gestionado con honradez y sobre todo con eficiencia. Tanto derecho tiene a recibir una beca un joven que quiere estudiar, como a recibir el mismo importe para montar un negocio un joven que no quiere seguir estudiando. Por ese camino, creo que no vamos a ningún lado.

-La igualdad de oportunidades es un bien mayor que el mérito académico y debe ser defendida antes y en primer lugar. Sin igualdad de oportunidades no hay ninguna sociedad que se mantenga mínimamente sana, y en caso de colisión entre varios valores es conveniente darle preferencia a esta.

-La igualdad de oportunidades puede generarse de dos modos: repartiendo dinero entre quienes no se pueden pagar los estudios o impidiendo acceder a estudios superiores a los que, sin valía académica, se lo pueden permitir. Lo primero significa repartir becas, y lo segundo realizar pruebas de corte mucho más exigentes para acceder a la Universidad pública o a la privada.

Repartir becas es gastar el dinero de todos. Limitar el acceso a las mejores notas es elevar el nivel. Desde luego, personalmente prefiero el segundo método, pero no es posible implementarlo porque los centros privados no están dispuestos a renunciar a los ingresos que suponen los ricos sin talento. De estos centros privados y de su poder económico procede la principal oposición a que se eleve el nivel de exigencia y, por ello, son esos mismos centros privados los que prefieren que nos gastemos el dinero de todos en igualar por abajo, repartiendo dinero público a mansalva entre los más humildes, antes que exigiendo unas notas que eliminasen como clientes a los estudiantes mediocres pero acaudalados.

La solución sería exigir más y tener una Universidad de la excelencia, pero los poderes económicos están interesados en que se exija menos y se gaste dinero público en mantener ese sistema por abajo.

Resulta, así, que la generalización de las becas es una idea profundamente reaccionaria, que hasta el dinero público en engordar las arcas de la enseñanza privada mientras, a la postre, los buenos puestos de trabajo se reservan para los de siempre.

Cojonudo, vaya.

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Libertad Digital vuelve a pedir dinero a sus accionistas por tercera vez desde 2016

Libertad Digital vuelve a pedir dinero a sus accionistas por tercera vez desde 2016

No parecen andar las cosas muy boyantes en Libertad Digital cuando vuelve a pedir dinero a sus accionistas, la tercera vez desde 2016. Ha anunciado una ampliación de capital de 200.551 acciones, con un valor nominal de 10 euros por acción y una prima de emisión de 11 euros. Si se alcanzase el 100% de la suscripción, supondría un total de 4.211.571 euros.

Las anteriores ampliaciones no fueron del todo exitosas:

  • Año 2016: ampliación de 129.122 acciones de 10 euros de nominal y, nada menos, que 15 euros de prima de emisión. Al final sólo se cubrió el 33,5% de la emisión, recaudando un total de 1.081.650 euros.
  • Año 2018: ampliación de 150.755 acciones dirigida exclusivamente a los ya accionistas. En este caso no había prima de emisión, lo que debió ayudar a que se suscribiese en un 66,1%, pero el dinero recaudado fue inferior a la de 2016, con un total de 995.930 euros.

El grupo Libertad Digital lleva varios ejercicios encadenando pérdidas (753.000 euros en 2016 y 302.000 euros en 2017) y en la información de la ampliación de capital ya anuncia que las de 2019 serán de unos 100.000 euros. En el año 2013 logró salvar una situación complicada vendiendo las licencias de TDT que le había dado el gobierno de Esperanza Aguirre en Madrid por unos 3 millones de euros.

Aunque las sucesivas ampliaciones de capital se han vendido por parte de la empresa como forma de ganar músculo y afrontar nuevos proyectos, parecen más bien una forma de tapar las continuas pérdidas.

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Perdonadme por el experimento: mi amigo el burlador de la ley sólo existe en nuestro debate

Se ha liado una buena con el último artículo que he publicado www.meneame.net/m/Artículos/llevo-saltandome-confinamiento-desde-prim el cual, para mayor gloria de las arcas de @dseijo, lleva ya unos 20.000 clicks. Quería que pasaran 24 horas hasta confesaros la verdad, a fin de que floreciese un profundo debate sobre las claves de lo que mi personaje representa.

Efectivamente, mi amigo no existe. Muchos de los que me leéis os habéis dado cuenta de que la redacción del mensaje coincide con mi estilo. No existe, y tampoco es un relato autobiográfico. Pueden dar fe de ello algunos meneantes que han estado en mi casa, como @rusadir, y que saben que vivo en el centro de mi ciudad, pegado a una de las carreteras principales por la que pasan centenares de coches todos los días (y, en la actualidad, decenas de coches de la policía, hasta el punto de que casi todas las veces que me asomo a la ventana veo uno patrullando). En dicha tesitura, saltarse el confinamiento es misión imposible.

¿Por qué me inventé al personaje? Por esto www.abc.es/opinion/abci-francisco-soriano-carta-hombre-mayor-y-enfermo y por esto www.20minutos.es/deportes/noticia/4194309/0/atletas-runners-correr-cor Los franceses no han dejado de disfrutar de su derecho a salir a la calle (aunque sea media hora para estirar las piernas) ni un solo día, pese a que allí la pandemia ha atacado casi con idéntica dureza que en España. Y los españoles que por edad, tamaño exiguo de su casa y otros motivos están pasando un infierno al no poder moverse de su hogar durante 2 meses, me hacen pensar que la solución francesa era muy razonable, y que en España no se han tenido en cuenta los estragos que para estas personas está causando el confinamiento.

También me lo inventé porque, desde mi casa, recibí numerosas fotos (aparte de las que salían en prensa) del cachondeo que se montó con la salida de los niños en el centro de mi ciudad. Corrillos de padres sin mascarilla, críos jugando en grupo...y apostaría a que entre esa gente había no pocos talibanes del confinamiento, pero que carecen del suficiente juicio como para impedir que su hijo toque con las manos un balón que ha rodado por el suelo o para llevarle a una calle desierta en lugar de al sitio donde se hacina todo el mundo.

En suma, quería generar un debate más allá del dogmatismo del "la ley es la ley y quien sale a la calle media hora a dar una vuelta a la manzana es un asesino". Porque los franceses lo hacen y no lo son. Porque no es lo mismo que un anciano se ponga una mascarilla y salga a dar una vuelta solo, que arremolinarse en un lugar atestado de gente. Porque a mí, sinceramente, me da igual que ese anciano se dé un paseo aunque yo no pueda, ya que no genera riesgo para nadie. Pero me preocupa que manadas de borregos se junten sin mascarilla y a dos palmos en cuanto les dan la menor opción, pese a que tienen la posibilidad de ir por calles adyacentes sin correr ese peligro.

En este país nos hace falta mucho espíritu crítico y mucha tolerancia. Y por ese motivo me he permitido mentiros, por lo que ahora os pido disculpas. Los cientos de comentarios que lleva el tema son un interesante reflejo de nuestra sociedad, y eso es esperanzador, porque hay algunos dignos de enmarcar, como el de @marionetto:

El mensaje que da el artículo es lo importante.

Es preferible un individuo que se salta el confinamiento pero usando la cabeza y evitando en toda medida la posibilidad de contagio, a el individuo que solo se atiene a la norma por la norma, y en cuanto se lo permiten va de cabeza a contagiarse y contagiar. Eso sí, cumple y hace cumplir.

Observamos otras medidas mas tolerantes aplicadas en paises Europeos y que apelan al sentido común del personal para no contagiarse. Pero España es diferente, sí.

Lo dicho, mil perdones y os prometo que no volveré a mentiros aunque el fin pueda merecerlo.

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Cantos de sirena de un coche patrulla (2)

II

SEBASTIÁN OLITE

Así fue como empezó todo, sí. 

Lo de llamarle Operación Wonder supongo que surgió de una gracia de alguien del departamento, como casi todos los nombres de las operaciones policiales. Cuando se elige un nombre para un operativo se suele buscar uno que tenga doble significado: el de puertas afuera y el de consumo interno. Por ejemplo, hubo una operación contra la inmigración ilegal a la que se le llamó Operación Ensayo, y no tenía nada que ver con pruebas, experimentos ni laboratorios, sino con una jugada de rugby. Se le llamó Operación Ensayo porque Patada a Seguir le pareció inadecuado al comisario.

¿Que somos un poco brutos los policías? Pues sí, a veces sí, pero no me negará que por una parte es casi mejor: no se puede contratar a alguien para que ejerza de perro guardián de la sociedad y luego pedirle que se comporte como un hamster. Pero a veces, más de las que se imagina, no es que seamos insensibles, sino que utilizamos esta clase de retórica para no pensar en lo que no nos corresponde. Aquí, si te pasas pensando, acabas de baja por depresión a los seis meses: pregunte por el índice de suicidios en los Cuerpos de Seguridad del Estado y me cuenta luego, si es que lo duda. Y compárelo luego con el índice de suicidios entre los jueces y nos reímos un rato.

Esto era lo que decía siempre el comisario, que nunca creyó que los jueces y los policías estuviésemos en el mismo bando. Y encima se alegraba porque, según él, cuando en un país se compinchan los jueces y los policías lo mejor es largarse cuanto antes. 

Era buen tío el comisario Martínez. Y buen superior. Se jubiló a primeros de marzo, con más años de servicio que el palo de la bandera, como se suele decir, y desde entonces no lo he vuelto a ver, ni siquiera en esas cenas de Navidad como a la que dice usted que asistió. No frecuenta mucho a los antiguos compañeros, creo. Tenía casa aquí en Madrid, pero era de un pueblo de las montañas de León, en casa Cristo, y se marcha para allá meses enteros. Dice que aquella es tierra de osos y lobos, y no de monos y loros, como esta. Bromas suyas. Ya le digo que era un tipo curioso.

Nos enseñó muchas cosas, incluso a los que nos las damos de duros, o de experimentados. Él si que tenía concha, aunque llevara veinte años en el despacho. Pero concha de otro tipo. Hay muchos policías que dicen que cuando llueve hay que ponerse a cubierto. Para Martínez, la lluvia podía significar que hay que ponerse a cubierto, o salir a coger setas, o sembrar patatas, o localizar la gotera que está pudriendo las vigas del tejado. Nunca sabías lo que iba a interpretar en una noticia o en una circular interior, pero solía acertar. Si es que decía algo, claro, porque era de esa clase de personas que hablan mucho pero callan más, y todo al mismo tiempo.

Y hacía bien, porque a menudo es mejor no hablar de ciertas cosas, o ni siquiera pensar en ellas: olvidarlas cuanto antes y ya esta. 

Este caso por el que me pregunta también tuvo su puerta trasera, y por eso seguramente querrá que le hable de él, aunque sea a trompicones. Es una de esas historias con dos niveles: lo que se dice cuando se habla con los compañeros en la cafetería y lo que se piensa una noche cualquier de invierno, en el coche patrulla, o al volver a casa después de acabar el turno, a las seis de la mañana. Ya sé que todo el mundo ha hablado de ello, pero seis años es mucho tiempo, sobre todo en un trabajo como el nuestro. Una eternidad, se lo aseguro. 

Si eres contable, o fontanero, no sueles hablar solo cuando vuelves a casa, pero conozco docenas de policías que lo hacen y le aseguro que no es casual. Los polis y los curas tenemos más tendencia que nadie a hablar solos, seguramente porque vemos como nadie el lado oculto de la gente o porque se supone que combatimos contra el mal y no siempre estamos a la altura. Perdone que diga estas tonterías, pero es que volver a aquello me estropea la cordura. 

Quizás lo mejor fuese olvidarlo, como le decía, pero si se ha tomado usted tanta molestia para poner en claro lo que pasó, por mí no ha de quedar. El que tenga algo que callar, que lo calle.

A su descripción de lo que sucedió en el despacho del comisario le falta quizás la media sonrisa zumbona de Martínez, entre la disculpa por lo que nos estaba pidiendo y la advertencia de que a pesar de parecer una tontería se trataba de un asunto importante. De eso era precisamente de lo que trataba de disculparse: de tener que considerar importante una cosa que en realidad no pasaba de ser una pequeña corruptelilla, más de novela picaresca que de Código Penal. 

Por lo demás, como le dije al principio, fue más o menos como lo cuenta. Póngale un poco de ambiente, si quiere: calendarios atrasados, archivadores metálicos, techo ahumado, y una granada de mano haciendo de pisapapeles. Todos dábamos por hecho que estaba descargada, pero con Martínez nunca se podía saber. De hecho, ahora que han pasado los años, casi aseguraría que estaba cargada, esperando a que algún fisgón entrase en su despacho y le quitase la anilla. Si cualquiera de nosotros, de todos los demás que trabajábamos en aquella comisaría, hubiese dejado una granada sobre la mesa, no hubiesen pasado dos días sin que algún tocapelotas le hubiese quitado la anilla, simplemente por curiosear, pero estando en la mesa de Martínez nadie se atrevió a hacerlo en todos los años que pasó allí. Y no por respeto a las cosas del jefe, sino por miedo, o precaución. Insisto tanto en esta tontería porque a veces un detalle dice más del carácter de una persona, o de lo que los demás opinan de él, que todo un tratado de psicología.  

Aquel día, después de la reunión que usted cuenta, salimos del despacho comentando lo mal que tenían que estar las cosas en las altas esferas cuando nos encargaban un trabajo como aquel. Los ministros no se distinguen unos de otros por lo principal, porque todos procuran controlar un poco la calle para que no se desmande la delincuencia y tener a raya a los más peligrosos, como terroristas y gentuza de esa calaña; en lo que de veras se diferencian unos ministros de otros es en las prioridades, y en estos pequeños detalles sin importancia. Estuviese quien estuviese en el Gobierno nos hubiera ordenado igual detener a un comando terrorista o desarticular una banda mafiosa, pero que nos mandasen introducirnos en el mundo de la discografía para aficionados significaba, o amenos así veía yo, que el objetivo primordial de nuestros superiores de aquel momento era marcarse tantos con la opinión pública más que contra los delincuentes. o sea, que les interesaba más lo político que lo policial, y siempre era bueno saber eso.

¿Para qué? No sé. Cuando cumples órdenes te gusta saber con qué intención te mandan lo que te mandan aunque lo tuyo sea cumplirlas sin darle muchas vueltas. Saber lo que quieren los de arriba te ayuda muchas aveces a no cagarla.

Le cuento todo esto porque recuerdo que fue de lo que hablamos aquel día, camino de la cafetería, cuando salimos del despacho del comisario.  

Nos pedimos un café cada uno y nos llevamos a una mesa del fondo todos los periódicos que pudimos encontrar. Allí, entre los del día y los atrasados, que Tasio guarda siempre durante meses en un montón enorme, encontramos dos o tres inserciones publicitarias que podían servir para empezar. Se buscaban talentos musicales y se ofrecía la posibilidad de iniciar una carrera discográfica. El nombre del anunciante sonaba espectacular, moderno y extranjero. O sea, perfecto. Great Sunrise Productions. Producciones del gran amanecer. 

Yo les dije que el nombre me olía a comida china, o a algún pez crudo, estilo japonés, pero no sé si no lo cogieron o qué, porque no se rió nadie. ¿A qué le suena a usted Great Sunrise? A mí a rollito de primavera con salsa agridulce y a local enorme con decoración clónica. A veces pienso que esos restaurantes, con personal y todo, los traen en contenedores metálicos y los desembarcan en Barcelona, o en Bilbao, para montarlos luego con un a hoja de instrucciones y unas cuantas llaves Allen, como una estantería de Ikea.

Cuando nos cansamos de repasar los anuncios de los periódicos, decidimos llamar a los dos o tres que teníamos. Me acuerdo de que Justel preguntó cómo sabríamos si el anunciante era de veras un timador o simplemente ofrecía de veras una prueba a cantantes aficionados. Y ahí sí, Salcedo y yo nos reímos de él: ningún cazatalentos, en ninguna profesión, pone anuncios en los periódicos buscando gente. Imagínese al Real Madrid encargando un anuncio en el Segunda Mano: se busca defensa central para equipo serio y con proyección. Pues eso.

Fue Salcedo la que se encargó de hacer las llamadas. Para esas cosas siempre queda mejor una mujer. No sé por qué: seguramente porque pensábamos que el delincuente al que teníamos que echar mano era un tío.

Salcedo sonó convincente, toda alegría e ilusión por conseguir al fin una oportunidad, y concertó una cita para aquella misma tarde. Cuando preguntó si podían ir con ella dos amigos suyos para hacerse también la prueba y recibió una respuesta afirmativa, casi entusiasta, no nos cupo duda de que habíamos tenido suerte y habíamos dado en el clavo a la primera. Ya sé que hay otras muchas posibilidades si se pone uno a analizar la cosa, pero es igual: en aquel momento, nos pareció cojonudo porque nos permitía no tener que llamar a los otros dos que habíamos apuntado. Si el primero nos fallaba probaríamos con los otros, pero aquel tenía buena pinta. Y es que ni nos pidió una maqueta, ni dijo que llevásemos instrumentos, ni nada. Todo muy fácil. Demasiado.

Si nos llega a pedir una maqueta nos hunde, porque a ver de dónde sacábamos nosotros el material para grabarla, sin mencionar que no teníamos ni puñetera idea de música ni nada parecido. Eso es lo que pasa a veces con estas misiones especiales: que te dicen “tenéis que infiltraros en una banda de búlgaros para averiguar cuáles son sus planes” y a nadie se le ocurre pensar que los búlgaros hablan búlgaro, un idioma que no conoce ni dios en todo el cuerpo de Policía. Demasiado eficaces somos para lo que nos piden algunas veces.

Pero aquella vez, como le digo, no nos pidieron nada. Luego, ya más metido en el ambiente, me enteré de que había representantes auténticos que tampoco querían saber nada de maquetas: el que supiese cantar, que cantase allí mismo, y que se pusiera nervioso, a tomar por saco. Y es normal, ¿no? Si te pones nervioso en una prueba, ¿qué será delante del público? Me acuerdo de uno que quería ser abogado pero se quejaba siempre de los exámenes orales. A mí siempre me pareció que lo que quería era ser chupatintas de oficina, y así fue justamente.

Bueno, a lo que le iba: que nosotros ni maqueta, ni nada. Fuimos allí a pelo, un poco acojonados por el marrón. Me acuerdo de que yo llevé una trenca para poder guardar la pistola. No es que pensara que iba a ser un trabajo peligroso ni que temiera una encerrona, pero cada cual se quita el miedo como puede, ¿no?

El supuesto estudio y sede de la empresa era una especie de almacén cochambroso en la carretera de Villalba. En principio, había demasiado espacio y casi ningún instrumento. Sólo un par de micrófonos, algunos altavoces colocados por las paredes y unos cuantos posters de gente demasiado conocida para haber empezado en aquel antro. De hecho, lo normal hubiera sido que tuviese posters y carteles de otros artistas que hubiese apadrinado él, aunque sólo fuese supuestamente, pero en lugar de eso había carteles hasta de los Rolling. Todo muy rápido y muy mal montado, como si en lugar de tener una empresa le acabase de pedir el almacén a su sobrino o al hijo rockero de algún amigo.

Por nuestra parte, los tres nos habíamos vestido para la ocasión, cada cual como entendió que mejor le iba a su aspecto. Yo peinado hacia atrás, con una camisa abierta en plan enseñar pelo en pecho y crucifijo de dos arrobas; Justel supermoderno, despeinado y con un polo, y Salcedo toda de vaqueros, marcando curvas.

El supuesto representante llevaba gafas redondas de montura metálica, sonrisa también redonda y metálica, y el pelo rubio y lacio pegado al cráneo, seguramente para intentar disimular el inicio de una calvicie mediana pero generalizada. Dijo llamarse Hardford y el acento extranjero no parecía falso, aunque tampoco demasiado anglosajón. Luego supimos que era checo, o sea que yo tenía razón: de inglés, nada; y americano, menos. Ni australiano siquiera.

Después de una corta presentación, Hardford nos preguntó qué sabíamos hacer, y en pocos minutos nos encontramos los tres supuestos pardillos junto al micrófono. Aquel era el momento de la verdad y había que echarle coraje, como si fuésemos a entrar en un piso donde algún criminal armado retuviese a sus rehenes. Yo, por lomenos, me lko tomé así. Si hay que entrar con la pistola en la mano, pues se entra y si hay que cantar, pues se canta. Le aseguro que eso fue lo que se me pasó por la cabeza en aquel momento.

Justel fue el primero en actuar y los otros dos le agradecimos el detalle. Se descolgó con un par de canciones de Duncan Dhu, ya viejas por entonces, pero lo hizo bastante bien. No eran muy arriesgadas pero valían. 

Luego me subí yo al escenario y canté un par de canciones de Alejandro Sanz, que eran las que mejor pegaban a mi voz, o eso me pareció a mí. Estaba tan asustado que las canté, como le dije, como si me fuese la vida en ello. Eso sí: ni un paso de baile ni un movimiento sobre las tablas: me quedé clavado como un poste de la luz, pero bastante tenía ya con dominar más o menos la voz como para dominar también el resto del cuerpo.

Por último le tocó el turno a Salcedo, que se empleó a fondo cantando “un año de amor “, el bolero de los años veinte que resucitó Almodóvar en la voz de Luz Casal para una película sobre un juez travesti. Creo que sé en quién se inspiró, pero mejor me lo callo. Tacones Lejanos, se titulaba, creo recordar.

Salcedo nos dijo después que pensaba que nosotros dos habíamos hecho tan mal papel que echó los restos en aquella interpretación, por miedo a que nos rechazaran a todos y se estropease la operación por falta de alguien que supiera cantar mínimamente. Imagine qué chorrada: un timador que suspende el timo porque los “julays” no dan la talla musical. De todos modos, la verdad es que fue la única que lo cantó aquel día con un poco de estilo, eso hay que reconocerlo. Se movió por el escenario, se dirigió a nosotros como si fuésemos el público y hasta se permitió algunas variaciones sobre la canción original, y no como nosotros, que cantamos las nuestras todo lo al pie de la letra que pudimos.

Al terminar la prueba, el tal Hardford nos felicitó a los tres y nos pidió un número de teléfono para llamarnos aquella misma semana, porque tenía que analizar las grabaciones, según dijo.

Informamos al comisario de cómo había ido el asunto y volvimos a los servicios diarios que nos fueron encomendando, pero la espera no duró tanto: tres o cuatro días más tarde estábamos de nuevo en el almacén de Villalba para oír que los tres teníamos talento y que cada uno de nosotros debía trabajar una faceta distinta: yo, la expresión y la voz, Salcedo la modulación y Justel la entonación y el ritmo, porque aunque tenía muy buena voz y se desenvolvía bastante bien, se iba un poco en el tono y se aceleraba.

Era lo esperable, pero aún así nos sorprendió a los tres. A veces sabes las cosas, porque conoces su mecánica, pero no dejas de extrañarte. Lo normal, por supuesto, era que nos cogiera a los tres, porque tres pardillos dejan más pasta que uno, pero entre nosotros habíamos hecho incluso alguna apuesta sobre quién iba a ser el primer descartado, o sobre quién tendría que cargar con aquel puñetero operativo.

Nos aceptó a los tres e incluso empezó a manejar en voz alta distintas combinaciones para que formásemos dúos entre nosotros y hasta un trío. Según él, lo importante era diversificar la oferta para que hubiera más posibilidades de gustar al público, porque nunca se sabe qué clase de grupo o de temas va a llegar a la gente.

A partir de ahí, mejor que sea breve, porque las semanas siguientes fueron un cúmulo de quebraderos de cabeza para el comisario Martínez, que no sabía cómo echarle mano a aquel Hardford de los demonios: lo tenía, tenía los contratos que había firmado con sus tres policías, pero no había modo, sólo con aquello, de conseguir una orden de detención. Le había cobrado quinientos euros a Salcedo por unas clases, pero le habían dado efectivamente las clases. Me había cobrado a mí cuatrocientos por un curso y efectivamente había aparecido un actor profesional cinco o seis tardes para explicarme qué hacer con las manos y qué gestos le convenían más a mi fisonomía. El fulano aquel hasta me cambió el vestuario. Y en cuanto a Justel, la cosa era aún peor, porque lo había tenido un mes entero con un diapasón para que aprendiese a llevar el ritmo y, aunque tenía pensado ponerle un profesor de baile, todavía no le había cobrado nada. ¿Cómo detienes por estafa a un tío que sabes que te va a timar pero no lo ha hecho aún? No hay modo: paciencia y seguirle el juego, hasta que esté maduro.

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Prólogo de A Sangre y Fuego, de Manuel Chaves Nogales

(Prólogo al libro A Sangre y Fuego del periodista Manuel Chaves Nogales. He pensado que sus palabras son de interés general para conocer un poco mejor este país).

Yo era eso que los sociólogos llaman un «pequeño burgués liberal», ciudadano de una república democrática y parlamentaria. Trabajador intelectual al servicio de la industria regida por una burguesía capitalista heredera inmediata de la aristocracia terrateniente, que en mi país había monopolizado tradicionalmente los medios de producción y de cambio —como dicen los marxistas—, ganaba mi pan y mi libertad con una relativa holgura confeccionando periódicos y escribiendo artículos, reportajes, biografías, cuentos y novelas, con los que me hacía la ilusión de avivar el espíritu de mis compatriotas y suscitar en ellos el interés por los grandes temas de nuestro tiempo.

Cuando iba a Moscú y al regreso contaba que los obreros rusos viven mal y soportan una dictadura que se hacen la ilusión de ejercer, mi patrón me felicitaba y me daba cariñosas palmaditas en la espalda. Cuando al regreso de Roma aseguraba que el fascismo no ha aumentado en un gramo la ración de pan del italiano, ni ha sabido acrecentar el acervo de sus valores morales, mi patrón no se mostraba tan satisfecho de mí ni creía que yo fuese realmente un buen periodista; pero, a fin de cuentas, acosta de buenas y malas caras, de elogios y censuras, yo iba sacando adelante mi verdad de intelectual liberal, ciudadano de una república democrática y parlamentaria. Si, como me ocurría a veces, el capitalismo no prestaba de buen grado sus grandes rotativas y sus toneladas de papel para que yo dijese lo que quería decir, me resignaba a decirlo en el café, en la mesa de la redacción o en la humilde tribuna de un ateneo provinciano, sin el temor de que nadie viniese a ponerme la mano en la boca y sin miedo a policías que me encarcelasen, ni a encamisados que me hiciesen purgar atrozmente mis errores. Antifascista y antirrevolucionario por temperamento, me negaba sistemáticamente a creer en la virtud salutífera de las grandes conmociones y aguardaba trabajando, confiado en el curso fatal de las leyes de la evolución.

Todo revolucionario, con el debido respeto, me ha parecido siempre algo tan pernicioso como cualquier reaccionario. En realidad, y prescindiendo de toda prosopopeya, mi única y humilde verdad, la cosa mínima que yo pretendía sacar adelante, merced a mi artesanía y a través de la anécdota de mis relatos vividos o imaginados, mi única y humilde verdad era un odio insuperable a la estupidez y a la crueldad; es decir, una aversión natural al único pecado que para mí existe, el pecado contra la inteligencia, el pecado contra el Espíritu Santo. Pero la estupidez y la crueldad se enseñoreaban de España. ¿Por dónde empezó el contagio? Los caldos de cultivo de esta nueva peste, germinada en ese granpudridero de Asia, nos los sirvieron los laboratorios de Moscú, Roma y Berlín, con las etiquetas de comunismo, fascismo o nacionalsocialismo, y el desapercibido hombre celtíbero los absorbió ávidamente.

Después de tres siglos de barbecho, la tierra feraz de España hizo pavorosamente prolífica la semilla de la estupidez y la crueldad ancestrales. Es vano el intento de señalar los focos de contagio de la vieja fiebre cainita en este o aquel sector social, en esta o aquella zona de la vida española. Ni blancos ni rojos tienen nada que reprocharse. Idiotas y asesinos se han producido y actuado con idéntica profusión e intensidad en los dos bandos que se partieran España.

De mi pequeña experiencia personal, puedo decir que un hombre como yo, por insignificante que fuese, había contraído méritos bastantes para haber sido fusilado porlos unos y por los otros. Me consta por confidencias fidedignas que, aun antes de que comenzase la guerra civil, un grupo fascista de Madrid había tomado el acuerdo, perfectamente reglamentario, de proceder a mi asesinato como una de las medidas preventivas que había que adoptar contra el posible triunfo de la revolución social, sinperjuicio de que los revolucionarios, anarquistas y comunistas, considerasen por su parte que yo era perfectamente fusilable. Cuando estalló la guerra civil, me quedé en mi puesto cumpliendo mi deber profesional. Un consejo obrero, formado por delegados de los talleres, desposeyó al propietario de la empresa periodística en que yo trabajaba y se atribuyó sus funciones. Yo, que no había sido en mi vida revolucionario, ni tengo ninguna simpatía por la dictadura del proletariado, me encontré en pleno régimen soviético. Me puse entonces al servicio de los obreros como antes lo había estado a las órdenes del capitalista, es decir, siendo leal con ellos y conmigo mismo. Hice constar mi falta de convicción revolucionaria y mi protesta contra todas las dictaduras, incluso la del proletariado, y me comprometí únicamente a defender la causa del pueblo contra el fascismo y los militares sublevados. Me convertí en el «camarada director», y puedo decir que durante los meses de guerra que estuve en Madrid, al frente de un periódico gubernamental que llegó a alcanzar la máxima tirada de la prensa republicana, nadie me molestó por mi falta de espíritu revolucionario, ni por mi condición de «pequeño burgués liberal», de la que no renegué jamás.

Vi entonces convertirse en comunistas fervorosos a muchos reaccionarios y en anarquistas terribles a muchos burgueses acomodados. La guerra y el miedo lo justificaban todo. Hombro a hombro con los revolucionarios, yo, que no lo era, luché contra el fascismo con el arma de mi oficio. No me acusa la conciencia de ninguna apostasía. Cuando no estuve conforme con ellos, me dejaron ir en paz. Me fui cuando tuve la íntima convicción de que todo estaba perdido y ya no había nada que salvar, cuando el terror no me dejaba vivir y la sangre me ahogaba.¡Cuidado! En mi deserción pesaba tanto la sangre derramada por las cuadrillas de asesinos que ejercían el terror rojo en Madrid como la que vertían los aviones de Franco, asesinando mujeres y niños inocentes. Y tanto o más miedo tenía a la barbarie de los moros, los bandidos del Tercio y los asesinos de la Falange, que a la de los analfabetos anarquistas o comunistas. Los «espíritus fuertes» dirán seguramente que esta repugnancia por la humana carnicería es un sentimentalismo anacrónico. Es posible. Pero, sin grandes aspavientos, sin dar a la vida humana más valor del que puede y debe tener en nuestro tiempo, ni a la acción de matar más trascendencia de la que la moral al uso pueda darle, yo he querido permitirme el lujo de no tener ninguna solidaridad con los asesinos. Para un español quizá sea éste un lujo excesivo. Se paga caro, desde luego. El precio, hoy por hoy, es la Patria. Pero, la verdad, entre ser una especie de abisinio desteñido, que es a lo que le condena a uno el general Franco, o un kirguís de Occidente, como quisieran los agentes del bolchevismo, es preferible meterse las manos en los bolsillos y echar a andar por el mundo, por la parte habitable de mundo que nos queda, aun a sabiendas de que en esta época de estrechos y egoístas nacionalismos el exiliado, el sin patria, es en todas partes un huésped indeseable que tiene que hacerse perdonar a fuerza de humildad y servidumbre su existencia. De cualquier modo, soporto mejor la servidumbre en tierra ajena que en mi propia casa.

Cuando el gobierno de la República abandonó su puesto y se marchó a Valencia, abandoné yo el mío. Ni una hora antes, ni una hora después. Mi condición de ciudadano de la República Española no me obligaba a más ni a menos. El poder que el gobierno legítimo dejaba abandonado en las trincheras de los arrabales de Madrid lo recogieron los hombres que se quedaron defendiendo heroicamente aquellas trincheras. De ellos, si vencen, o de sus vencedores, si sucumben, es el porvenir de España.

El resultado final de esta lucha no me preocupa demasiado. No me interesa gran cosa saber que el futuro dictador de España va a salir de un lado u otro de las trincheras. Es igual. El hombre fuerte, el caudillo, el triunfador que al final ha de asentar las posaderas en el charco de sangre de mi país y con el cuchillo entre los dientes —según la imagen clásica— va a mantener en servidumbre a los celtíberos supervivientes, puede salir indistintamente de uno u otro lado. Desde luego, no será ninguno de los líderes o caudillos que han provocado con su estupidez y su crueldad monstruosas este gran cataclismo de España. A ésos, a todos, absolutamente a todos, los ahoga ya la sangre vertida. No va a salir tampoco de entre nosotros, los que nos hemos apartado con miedo y con asco de la lucha. Mucho menos hay que pensar en que las aguas vuelvan a remontar la corriente y sea posible la resurrección de ninguno de los personajes monárquicos o republicanos a quienes mató civilmente la guerra.

El hombre que encarnará la España superviviente surgirá merced a esa terrible e ininteligente selección de la guerra que hace sucumbir a los mejores. ¿De derechas?¿De izquierdas? ¿Rojo? ¿Blanco? Es indiferente. Sea el que fuere, para imponerse, para subsistir, tendrá, como primera providencia, que renegar del ideal que hoy lo tiene clavado en un parapeto, con el fusil echado a la cara, dispuesto a morir y a matar. Sea quien fuere, será un traidor a la causa que hoy defiende. Viniendo de un campo o de otro, de uno u otro lado de la trinchera, llegará más tarde o más temprano a la única fórmula concebible de subsistencia, la de organizar un Estado en el que sea posible la humana convivencia entre los ciudadanos de diversas ideas y la normal relación con los demás Estados, que es precisamente a lo que se niegan hoy unánimemente con estupidez y crueldad ilimitadas los que están combatiendo. No habrá más que una diferencia, un matiz. El de que el nuevo Estado español cuente con la confianza de un grupo de potencias europeas y sea sencillamente tolerado por otro, o viceversa. No habrá más. Ni colonia fascista ni avanzada del comunismo. Ni tiranía aristocrática ni dictadura del proletariado. En lo interior, un gobiernodictatorial que con las armas en la mano obligará a los españoles a trabajar desesperadamente y a pasar hambre sin rechistar durante veinte años, hasta que hayamos pagado la guerra. Rojo o blanco, capitán del ejército o comisario político, fascista o comunista, probablemente ninguna de las dos cosas, o ambas a la vez, el cómitre que nos hará remar a latigazos hasta salir de esta galerna ha de ser igualmente cruel e inhumano. En lo exterior, un Estado fuerte, colocado bajo la protección de unas naciones y la vigilancia de otras. Que sean éstas o aquéllas, esta mínima cosa que se decidirá al fin en torno de una mesa y que dependerá en gran parte de la inteligencia de los negociadores, habrá costado a España más de medio millón de muertos. Podía haber sido más barato.

Cuando llegué a esta conclusión abandoné mi puesto en la lucha. Hombre de un solo oficio, anduve errante por la España gubernamental confundido con aquellas masas de pobres gentes arrancadas de su hogar y su labor por el ventarrón de la guerra. Me expatrié cuando me convencí de que nada que no fuese ayudar a la guerra misma podía hacerse ya en España. Caí, naturalmente, en un arrabal de París, que es donde caen todos los residuos de humanidad que la monstruosa edificación de los Estados totalitarios va dejando. Aquí, en este hotelito humilde de un arrabal parisiense, viven mal y esperan a morirse los más diversos especímenes de la vieja Europa: popes rusos, judíos alemanes, revolucionarios italianos..., gente toda con un aire triste y un carácter agrio que se afana por conseguir lo inasequible: una patria de elección, una nueva ciudadanía. No quiero sumarme a esta legión triste de los «desarraigados» y, aunque sienta como una afrenta el hecho de ser español, me esfuerzo en mantener una ciudadanía española puramente espiritual, de la que ni blancos ni rojos puedan desposeerme.

Para librarme de esta congoja de la expatriación y ganar mi vida, me he puesto otra vez a escribir y poco a poco he ido tomando el gusto de nuevo a mi viejo oficio de narrador. España y la guerra, tan próximas, tan actuales, tan en carne viva, tienen para mí desde este rincón de París el sentido de una pura evocación. Cuento lo que he visto y lo que he vivido más fielmente de lo que yo quisiera. A veces los personajes que intento manejar a mi albedrío, a fuerza de estar vivos, se alzan contra mí y, arrojando la máscara literaria que yo intento colocarles, se me van de entre las manos, diciendo y haciendo lo que yo, por pudor, no quería que hiciesen ni dijesen. Y luchando con ellos y conmigo mismo por permanecer distante, ajeno, imparcial, escribo estos relatos de la guerra y la revolución que presuntuosamente hubiese querido colocar sub specie æternitatis. No creo haberlo conseguido.

Y quizá sea mejor así.

Montrouge (Seine), enero-mayo de 1937.

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ElDiario.es: ¿comprado por el sector taurino?

Es mi primer artículo en Menéame y lo hago desde la indignación. Me parece sorprendente y decepcionante que ElDiario.es esté publicando los FALSOS argumentos de los taurinos, sin contrastar nada.

¿Es por la caída de ingresos en publicidad?

Todo viene por este artículo que han publicado hoy, y que espero que nadie menee: www.eldiario.es/sociedad/toros-superreducido-ayudas-fiestas-patronales

Que El País, el ABC o El Mundo estén dando cobertura a absolutamente todos los lloriqueos de los taurinos, sin poner en duda ninguno de sus argumentos, me parece coherente. Al fin y al cabo tienen secciones especializadas para hablar de sobre si el toro salió bravo o sin casta, y una trayectoria periodística de apoyo a la tauromaquia de sobras conocida. Que se unan al abrazo La Sexta o TVE pues también era previsible.

Cuando hace pocos días TV3 emitió un especial "pobrecitos taurinos necesitan ayudas" dentro de su telediario del mediodía, empecé a sospechar que algo estaba ocurriendo. Aquí están corriendo maletines.... la Fundación Toro de Lidia recibe cada año una subvención del Ministerio de Cultura de 40.000€, y en 2019 le fue adjudicada otra de la Diputación de Málaga de 50.000€, y para este 2020 se prevee una subvención de 150.000€ por parte de la Junta de Andalucía. Y muchas más que se me pasan, tampoco soy adivina.

Pero que hasta ElDiario.es se sume a la propaganda taurina, evidencia que aquí hay alguien que ha contratado los servicios de la mejor agencia de noticias, para asegurar no solamente que todos los medios que controlan publiquen sus mierdas, sino que además silencien los datos y comunicados que están aportando desde las ONG de protección animal, que desde que empezó la pandemia están denunciando que no se destine ni un euro del erario público al rescate de un sector ya de por si deficitario y con un modelo de negocio cruel y extremadamente dependiente de subvenciones y partidas presupuestarias de los ayuntamientos, diputaciones y gobiernos autonómicos.

El sector taurino se ha reunido hasta con el Rey, quien les dedicó "cariñosas palabras de apoyo", según relatan los propios representantes de la tauromafia. Nada más que añadir. Cuando veáis un artículo en ElDiario.es cuestionando los argumentos taurinos, me avisáis. Yo de momento no he visto ninguno.

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Se están perdiendo 68 millones de euros en 'paguitas' por causar daño

Eso es el sueldo que están dando a los antidisturbios en España si atendemos a los datos:

¿Y a cambio de qué?

Muchos casos de mutilaciones son en personas que no cometían ningún delito ni acción antirreglamentaria, siendo el caso más grave el del disparo contra la ventana de un domicilio particular donde se encontraba esa niña, cuyo estado actual desconocemos.

Ahora imaginad cómo mejoraría la sociedad si los reemplazamos por 4000 investigadores científicos con un sueldo de 1200 € al mes. Y no solo esto, puesto que sería un talento que podría atraer a empresas punteras a que se instalen en España, y que muchos de ellos acaben fichando por ellas por sueldos mayores, dejando plazas para nuevos investigadores y a la larga tal vez pagando en impuestos más de lo que costaría este programa. Como efecto colateral, no tendríamos que pagar indemnizaciones para que una niña pueda reconstruir su rostro, además de evitar que personas que no tenían problemas queden con un grado de discapacidad que les dificulta la realización de sus actividades diarias, el trabajo o puede causar problemas de salud a largo plazo.

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La ilusión de la realidad

Introducción.

Sin entrar en grandes debates explico mi postura inicial con un ejemplo: cuando varios objetos interactúan entre sí, la cantidad de movimiento se debe conservar: es decir, el cambio total o absoluto acontecido por unidad de tiempo debe ser nulo (cero). No es posible que al final de un estado físico se acabe con más cantidad de movimiento (energía, carga eléctrica o de color, etc.) que al inicio. De este modo el asunto se reduce pues al hecho innegable de que en el devenir natural fenomenológico todo SIEMPRE se anula al tenerse en cuenta el conjunto de las partes implicadas. En este sentido global y relativo nada se mueve realmente, todo es apariencia de multiplicidad y de cambio. Y las leyes de conservación se encargan de que el estado físico inicial y el final posean siempre las mismas propiedades esenciales: y eso, pese a las apariencias en contra, es representación de unidad, de continuidad y de inmutabilidad. En realidad por tanto, a nivel fundamental, nada cambia; simplemente se trata de apariencias ilusorias del sujeto (que piensa), es decir; ilusiones mentales llevadas a su máxima expresión.

La relatividad especial y la mecánica cuántica, por ejemplo; hablan de que dos observadores distintos pueden observar distancias, tiempos y números de partículas distintos para un mismo evento; sólo con tal de que toda propiedad esencial del mundo permanezca constante (el hamiltoniano -cantidad de energía-, el concepto de acción, los invariantes relativistas, la carga, el momento, etc.). He ahí otra muestra de que toda dinámica es ilusoria y relativa al sujeto que interpreta. Y lo mismo se puede aplicar al Universo completo una vez se tiene en cuenta la conservación e invarianza que sabemos DEBEN ocurrir en toda su fenomenología. Y es esta necesidad por conservar a toda costa los estados fundamentales del conjunto de todos los procesos fenoménicos, como digo, una clara representación (una pista) de la imposibilidad de un cambio o movimiento efectivo: lo que nuestra mente entiende por multiplicidad y movimiento no sería en este sentido más que una "alucinación colectiva" fruto de malinterpretar una parte aislada de todo el conjunto del ser.

Nuestro cerebro, órgano que produce el pensamiento en general, lo conforman moléculas y electrones que, en sí mismos, son una pequeña parcela aislada del conjunto de la realidad. Así pues la mente "ve" lo que el cerebro dicta, pero este órgano está limitado y condenado a interpretar los fenómenos sensibles más "cercanos" capaces de interactuar con su red neuronal. En este sentido nuestro cerebro no sería más que un proyector de ilusiones locales. Justo el tipo de proyector necesario para "cortar" (filtrar o acotar) ficticiamente la globalidad del mundo para "generar" así una ilusión de multiplicidad local donde en realidad no hay más que unidad, infinidad y continuidad.

Pero, ¿qué sería esa continua e infinita unidad inmutable?

Una infinita unidad inmutable es equivalente a decir que en esencia no hay nada. Si no disponemos de la existencia de un algo diferente contra lo que comparar, perdemos la perspectiva esencial de ser. Si todo lo que hay es inmutable e indiferenciable, si es eterno e infinito; podemos decir que ese ente trascendente lo es todo y que no es nada al mismo tiempo. De este modo salvamos sin proponernoslo una de las cuestiones más fundamentales e intricadas de la filosofía: ¿por qué hay algo en lugar de más bien nada? La respuesta es que verdaderamente no hay nada a parte de ilusiones fenomenológicas que emergen de una infinita y eterna inexistencia esencial.

La ilusión de nuestro mundo.

En su libro "La estructura matemática", Max Tegmark trata con mucho detalle el hecho de que toda nuestra realidad aparece como una estructura matemática en esencia. Eso implica que el mundo sería como un fenómeno emergente de esa matemática eterna, algo que ya ha sido y que simplemente es proyectado localmente por mentes como la nuestra de modo similar a cómo un DVD es proyectado en la televisión por un reproductor. Pero en sí, todo ya ha sido grabado por completo en cuanto a su dinámica. En ese sentido, todo el fenómeno al que tenemos acceso ya fue escrito en su conjunto; y el transcurrir del tiempo, del movimiento y la multiplicidad de objetos son meras ilusiones cognitivas.

Conclusión.

En esencia no hay Nada. La trascendencia es inexistente en cuanto a objeto diferenciado. Porque toda la esencia es una, inmóvil e indiferenciable. Una unidad matemática que no es...salvo cuando localmente un fenómeno congruente con este no ser; en el sentido de que el conjunto fenoménico se conserva como si no hubiese nada -la diferencia entre antes y depués resta siempre cero; esto es, se obedece la conservación e invarianza junto con el principio de indeterminación-, generan una ilusoria multiplicidad móvil. Lo múltiple y el movimiento serían alucinaciones fenoménicas permitidas por la unidad matemática simplemente por la posibilidad de la invarianza: porque todo este fenómeno como condición necesaria se reduce siempre y en todo momento a nada (es decir, imita la esencia que representa). Lo uno toma así apariencia de múltiple, la eternidad apariencia de tiempo y movimiento, y lo indeterminado torna en un falso ser objetivo.

El sustento matemático esencial del mundo, eterno y Universal: sin principio ni fin, sin causa ni efecto, sin movimiento ni apariencia, sin Ser realmente nada distinguible...a pesar de constituir un algo totalmente inefable, contiene no obstante por entre su infinita esencia el poder de generar ilusiones de multiplicidad: de ser y de cambio. Y es fruto de esa capacidad, que la infinita nada existencial pueda producir mundos de ilusorios cambios y objetos. De transformaciones vanas que siempre restan cero (nihil). Y nosotros somos parte de esa farsa. Nos movemos por entre la nada, y siempre todo a nuestro alrededor tiende a conservarse en nada. En realidad nada hubo nunca y nada habrá jamás.

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Nasrin Sotoudeh y la publicidad de AI

Nasrin Sotoudeh y la publicidad de AI

Hoy le comentaba a mi pareja que llevo viendo la publicidad de Amnistía Internacional sobre una periodista condenada a latigazos casi a diario desde hace dos años. Pensé que ya tendría la pobre la piel curtida, o algo habría pasado desde entonces.

AI es un movimiento de lucha por el reconocimiento de los Derechos Humanos, presente en todo el mundo con suficiente seriedad como para prestarles atención y en su día firmé muchas de sus peticiones.

Le enseñaba hoy el anuncio en la web de la SER, y buscando información sobre ella me encontré de casualidad con esta noticia que acaban de actualizar: www.es.amnesty.org/actua/acciones/iran-nasrin-sotoudeh-mar19/ Digo de casualidad, porque fue después de varias búsquedas, y sin que la portada de la web de AI se haya modificado: La misma foto y la misma petición de firmas desde hace meses.

Es importante cuidar los detalles, porque es fácil dar una imagen machacona y sin rigor, sobre todo si luego quieres explicar que criticas a Irán pero también a Arabia Saudita, o que criticas a Cuba pero también el golpe en Bolivia, y a cualquier gobierno de Sudamérica que no respete los DDHH.

La actualización íntegra es la siguiente:

Actualización 21 de septiembre:

Nasrin Sotoudeh ha sido hospitalizada debido al grave deterioro de su salud después de 40 días en huelga de hambre. Al parecer, la abogada presentaba problemas cardiológicos y respiratorios en el momento de ser ingresada. Nasrin había iniciado una huelga de hambre el 11 de agosto para "exigir la liberación de las personas presas en Irán por motivos políticos”.

En la declaración publicada en Facebook, Nasrin denunciaba cómo “en medio de la crisis del coronavirus que se ha apoderado de Irán y del mundo, las condiciones en prisión para los presos por motivos políticos se han vuelto tan difíciles y arduas que su detención continua es imposible en estas condiciones opresivas”.

¡Ahora más que nunca es urgente que Nasrin Sotoudeh sea puesta en libertad!



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Testimonios de Passchendaele, infierno en el barro

"Había cuerpos, tanto nuestros como alemanes, desde la primera oleada. Resultaba enfermizo ver a los propios muertos y heridos, algunos llorando mientras los transportaban los camilleros, otros semiconscientes y otros más allá de toda esperanza.

Estábamos sentados en medio de un mar de agujeros de proyectiles, hasta las rodillas en un barro pegajoso. El hedor de los cuerpos en descomposición era terrible. Los cuerpos de los muertos y de los heridos se hundían fuera de la vista. Todo esto era barro, barro y más barro, mezclado con sangre.

Sólo había que avanzar a través de todo ese lodo y sangre. Era absolutamente enfermizo. Recuerdo a un muchacho de nuestro Regimiento en particular. Estaba en un charco de sangre, abierto desde su hombro hasta su cintura por la metralla. Cuando llegamos a él, dijo: "Dispárame, por favor". Pero antes de que pudiéramos sacar un revólver, estaba muerto. Y la última palabra que pronunció fue 'Madre'.

Vivíamos hora a hora. Veías salir el sol, con la esperanza de que lo vieras ponerse. Si lo veías ponerse, esperabas verlo salir. Algunos hombres lo harían, otros no. Al final, luchamos por unos pocos metros de tierra y eso costó la vida de muchos, incluyendo a mis tres mejores amigos. No había excusa para tal matanza por tan poco beneficio". - Soldado Henry John Patch, Infantería Ligera del Duque de Cornualles, Passchendaele, Bélgica 22 de Septiembre de 1917. Fuente: elgrancapitan.org/foro/viewtopic.php?f=109&t=23196&start=60

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El precio de la vivienda va a bajar. Una teoría

Salvo en un par de agujeros mugrientos que no voy a mencionar por su nombre, creo tener razones para afirmar que en los próximos cinco años la vivienda va a bajar en España en un porcentaje de al menos dos dígitos, lo que puede representar un gran alivio para las economías domésticas.

Esta bajada se verá impulsada por tres motivos, que someto a vuestra opinión, sin más preámbulos:

-Envejecimiento y fallecimiento de propietarios:

Si se observa la estructura de la propiedad, resulta, como es normal, que entre las personas de más edad hay más propietarios de pisos.Mientras el número de fallecimientos siga siendo mayor que el de personas que se incorporan a la vida adulta, entrarán más viviendas en el mercado vía herencias y fallecimientos de las que absorberá la demanda. Y ese proceso va a acelerarse. Si comparamos el número de fallecimientos de un año normal (no un como este, con exceso de mortalidad) con el de nacimientos de entre veinticinco y treinta y cinco año antes, tenemnos saldo degativo desde hace bastante tiempo y este saldo negativo se a a incrementar aún más en los próximos años.

-Inmigración y emigración.

Hasta ahora, las perdidas demográficos se venían compensando con un flujo migratorio positivo. Es decir: viene a España más gente de la que se va al extranjero. Este saldo migratorio positivo absorbía las viviendas que dejaba libres el crecimiento negativo de nuestra propia población.

En los próximos años, sin embargo, me parece probable que, dadas las circunstancias económicas, y los sectores más golpeados pro la pandemia, el saldo migratorio se invierta y se vaya de España más gente de la que entra, ya sea por la cantidad de españoles que intenten buscar trabajo fuera del país, ya sea por el número de extranjeros que regresen a sus lugares de origen o busquen un destino con más oportunidades. En mi entorno, y sólo este año, ya he visto marcharse al menos a cinco extranjeros, y creo que no es un fenómeno aislado.

Esto tiene un efecto doble: por una parte, liberan las viviendas que ocupaban, y por otro, dejan de absorber las que libera el decrecimiento vegetativo.

-Teletrabajo

Sea cual sea la magnitud que al final alcance el teletrabajo, su efecto será repartir la población de manera más uniforme sobre el territorio, presionando los precios a la baja. Si el teletrabajo cobra mucha importancia, la redistribución será muy amplia. En caso contrario, será más limitada, pero existirá de todos modos.

La posibilidad de las personas de desvincular su lugar de residencia del lugar donde trabajan tiene que influir también, necesariamente, en una bajada de precios.

Hay, por supuesto, otras variables, pero si se cumple la previsión de que España puede perder más de un millón de habitantes en los próximos cinco años, la vivienda tiene que reducir necesariamente su precio.

Y creo que será más de un millón. Salvo que los dueños de esas viviendas traten de meter en el país a quien sea para que sus activos no se deprecien, cosa que tampoco descarto.

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Mantenerse en la baja tecnología

La Humanidad padece las plagas y las enfermedades desde que se inventó el ADN. De un modo de otro, con tiempos mejores y peores, hemos llegado hasta aquí, sabiendo lo que las enfermedades suponen y cómo se combaten.

En 2020 hemos sufrido una pandemia que ha puesto nuestra sociedad patas arriba. Es una pandemia más. Los efectos tampoco están siendo catastróficos,d e momento, aunque nos están jodiendo a base de bien. Lo normal. Lo que viene en el guión de las pandemias.

Teníamos unas indicaciones bastante claras de lo que podía producir este tipo de desastre. Sabíamos que la agresión a los espacios naturales, el hacinamiento de la población humana y la ausencia de precauciones sanitarias podían producir esto. Era, por tanto, un riesgo conocido. y nos la sopló lo bastante como para que estemos ahora donde estamos. Vale. Todo correcto.

¿Y qué hay de lo otros riesgos que ya conocemos?

¿Se nos viene encima un meteorito? Bueno, puede pasar, pero el evento, que es conocido, sucede cada demasiado tiempo y la solución, a día de hoy, es demasiado cara y endeble a la vez. Lo mejor va ser rezar para que no pase. Y cuando lo mejor es rezar, es que estás jodido. Pero es lo que hay.

El cambio climático. Ese nos va a sodomizar a base de bien. Pero como su plazo es largo, y no hay quien nos saque de la cabeza, como especie, que a largo plazo todos calvos, estamos pasando de ese riesgo como la banda de putos irresponsables que somos. El que se encuentre con el nivel del mar pro la cintura, que construya diques. El que viva en su sitio desertificado, que se mude a otro lado. El que se quede sin cosechas porque la temperatura es excesiva, que coma mierda, o "reduzca su población", que para eso se inventaron loes eufemismos.

¿Y las llamaradas solares? Esas suceden mucho más a menudo que los meteoritos y son más repentinas que el cambio climático. Ya ha habido unas cuantas, aunque la más famosa de ellas es el evento Carrington. ¿Qué pasa si nos pilla una hoy en día con el nivel de dependencia de los aparatos electrónicos que manejamos? ¿Decimos que no se podía saber? ¿Decimos que no se podía prever? ¿Decimos que era algo impensable?

¿Sabéis lo que puede pasar con un evento Carrington si desaparece el dinero en efectivo? ¿Os lo imagináis? Por aquí hay buenos escritores que seguro que tienen para una novela o un relato.

Pero el caso es que conocemos el fenómeno. Puede pasar. No es terriblemente improbable, como un meteorito que cae cada seiscientos millones de años. No es ciencia ficción.

Llamadme viejuno, pero contra esas cosas sólo hay una defensa: mantener ciertas cosas en una libreta. Mantener cierta parte de nuestra vida en modo de baja tecnología.

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Game Over: Insert Coins To Continue

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El modelo neoliberal que está impregnando actualmente la sociedad occidental, sobre todo en Europa, está desmantelando el Estado de Bienestar (en España el pauperrimo Estado de Bienestar alcanzado durante la década de 1980 y 1990).

En los años 50, 60 y 70 el modelo socialdemocrata tuvo un desarrollo imparable en la mayor parte de Europa que creó un Estado del Bienestar que hizo prosperar a muchos europeos, excepto por aquellos paises con dictaduras de derechas como España, como se refleja en el hecho del aumento de familias suecas que se pasaban el verano en las playas españolas, mientras que el españolito medio, gobernado por esa dictadura que algunos añoran hoy, que no podía irse de vacaciones ni a la vuelta de la esquina, lo más que podía hacer era servir las copas en los chiringuitos playeros a esos guiris que llegaban en masa a las playas.

A España el Estado del Bienestar llego tarde y mal. Las élites franquistas enmascaradas de democratas que controlaban todo en la transición tenian todo bien atado y no dejaban (ni dejan) una amplia libertad de movimiento. En alguna ocasión Eduard Punset, en su etapa de ministro de exteriores de UCD entre 1980-1981, comentó que mientras él iba a Europa a negociar la entrada de España en la Union Europea, se llevó una grata sorpresa al enterarse de que empresarios españoles democratas de toda la vida ya habian acudido a Bruselas a pedir que por favor no dejaran que España entrase en la UE porque eso supondría un problema grande en España. Supongo que a lo que se referían con un problema grande en España es que temían que se les acabase el chollo de ser los amos del cortijo. Punset le quitó peso a esta situación que sin duda es un reflejo de lo que esperaba en la transición.

En los años 90 Julio Anguita ya predecía lo que supondría firmar el tratado de Maastricht sin cambiar varios puntos que eran muy perjudiciales para la sociedad europea en su conjunto y en concreto para España. Y es que tras ese tratado impuesto en Europa siguiendo las politicas de Reagan-Thatcher, en Europa dejaría de ser viable la socialdemocracia como tal y el Estado del Bienestar. Los partidos socialistas europeos dejaron de lado el socialismo práctico para relegarlo a un plano de propaganda, marketing y mitines, mientras que en la practica abrazaban el socioliberalismo, mas ligado a un neoliberalismo light de la cuerda de Reagan y Thatcher. Se habia pasado a tener unos polis buenos (los partidos socialistas), que abrian la puerta al neoliberalismo con una cara amable y de "izquierdas" bajo una supuesta defensa del obrero y las clases medias y bajas; y unos polis malos (la derecha neoliberal) que profundizan en las reformas neoliberales de todo el ente público.

Y tras ello, la propaganda de bajada de impuestos. El Estado nos roba, es un lema que caló y cala bastante en la sociedad que no hace cuentas. Se vendió que lo mejor era rebajar impuestos que la sociedad compró en su conjunto. Claro, sin hacer cuentas matemáticas todo era muy bonito, si alguien que gana 10.000€ le rebajas un 5%, gana 500€ mas al año. Claro, parece una fortuna, sin embargo al que gana 1.000.000€ le quitas el 5% de impuestos y le regalas 50.000€ por la cara que deja en un nivel ni de suela de zapatos a esos 500€.

Y luego llegó que lo privado se gestiona mejor. Y es ahi cuando los sueños más humedos a titulo postumo de Reagan-Thatcher empezaron a tomar forma. Que mejor negocio que hacerse cargo de los servicios publicos, que genera unos ingresos fijos y unos clientes cautivos. Así que para ello, dejamos que los funcionarios se toquen los cojones a dos manos como si no tuvieran un responsable o encargado (¿consejeros, ministros?), les vilipendiamos en los medios de informacion afines y asi la gente estaría mas favorable a dejar entrar a las empresas privadas en el sector público. Y es que donde hay un funcionario no hay una subcontrata. Y por eso muchos neoliberales atacan al funcionario con "es que somos un país donde todos quieren ser funcionarios". Pues hombre, cuando el principal interesado en subcontratar con el Estado y la Administración Pública son las grandes empresas, y cuando el sector privado ofrece condiciones de inestabilidad laboral, bajos salarios y precariedad laboral, lo que realmente proponen estos neoliberales es que la gente deje de pensar en ser funcionario, deje via libre a que las empresas se encargen de eso, y que se conviertan en esclavos de sus amos.

Y así, poco a poco, año tras año, el sector publico y empresas estrategicas públicas se han ido adelgazando y privatizando en base a argumentos de no rentabilidad o alto coste. Claro, cuando se dejan de ingresar impuestos a las clases altas y grandes empresas, cuando se impone que el estado roba y lo mejor es hacer fraude fiscal para ser el listo del grupo, cuando el mayor interes de las grandes empresas es acaparar y controlar el sector publico y convertir a toda la sociedad en sus clientes rehenes pues esta claro que no hay dinero para tanto. Es impensable que en los años 60, 70 y 80 con menor tecnología e impuestos más bajos (en España el IVA era del 12%, luego del 16% y ahora del 21%) se pudiese construir un Estado del Bienestar que ahora con mas tecnología y mayor productividad parece imposible.

Y asi nos encontramos con que cada vez es más necesario (obligan a ser más necesario) el repago de servicios publicos: que tu médico tarda en darte cita, hazter un seguro medico privado y paga. Que no tienes colegios de calidad en tu zona: vete a un colegio concertado-privado y paga. Que no hay dinero para las pensiones: hazte un plan de pensiones privado y paga. Que las autovias públicas que siempre han sido viables hacen que las autopistas de peaje privadas no ganen pasta, pues convertimos las autovias en vías de pago gestionadas por lo privado y a pagar. Que el banco privado ya no le es rentable tener tu cuenta de ahorros: pues te mete una comision por mantenimiento, te impone unas condiciones cada vez más exigentes y a pagar, etc...

En resumen, el sistema neoliberal que se viene implantando desde finales de los 90 en Europa, esta degenerando en una sociedad que va a terminar pagando hasta por respirar. Una sociedad en la que cual juego de maquinas recreativas, cuando se acabe el crédito, aparecerá un rotulito: Game Over, Insert Coins to Continue. Y es que antes el dueño de las maquinitas era el Estado (o sea todos). Ahora, el dueño de las maquinitas son los fondos de inversión privados que van a necesitar cada vez mas los mensajes de "Insert Coins to Continue" para llegar a la rentabilidad exigida por las leyes del mercado. "Es el mercado, amigo".

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"Morir! Tremenda cosa!"

4 de Marzo de 1960. Se está representado "La forza del destino", de Verdi, en el Metropolitan Opera House de Nueva York. Las estrellas masculinas de la representación son el barítono Leonard Warren, que hace de Don Carlos, y el tenor Richard Tucker, que interpreta a Don Álvaro.

La historia que cuenta "La forza del destino" es digna de un culebrón venezolano, pero se desarrolla entre España (Sevilla y Córdoba) e Italia a mediados del s. XVIII, con caballeros, amores entre jóvenes de diferente alcurnia, muertes accidentales, casualidades y duelos a espada.

En ese momento, Leonard Warren estaba en el cénit de su carrera, con una voz impresionante, una interpretación de calidad, admirado, respetado y muy valorado.

En una de las escenas principales, después de que Don Álvaro salvase en la guerra a Don Carlos, ambos sin saber quién es el otro, pero siendo uno el causante -accidental- de la muerte del padre del otro y el otro el hijo del muerto, Don Álvaro resulta malherido. Don Carlos lo lleva al matasanos y, creyendo que va a morir, Don Álvaro le confía las cartas de su amada, hermana de Don Carlos e hija del asesinado.

En ese momento de la ópera, Warren/Don Carlos, sólo en el escenario, y antes de abrir el fajo de cartas que ha prometido no abrir (él sospecha algo…), inicia el recitativo que comienza, refiriéndose a la posibilidad de que Don Álvaro muera, con "Morir! Tremenda cosa!", que continúa con el aria que comienza con "Oh, urna fatale!". Aquí el "Morir! Tremenda cosa!" cantado por Warren:

Termina el aria, recibe la aprobación del público mientras se mueve hacia la izquierda del escenario, esperando la entrada de otro personaje y, en ese momento, cae de bruces, a plomo……………

Entra en escena Roald Reitan, barítono, como "el Cirujano", para decirle que, ¡oh, buenas noticias!, ha conseguido salvar a Don Álvaro, pero Warren/Don Carlos no responde con la siguiente frase, no contesta: está tendido en el suelo, inmóvil.

Tras unos momentos de incertidumbre, Reitan corre a donde está Warren tendido y le levanta la cabeza. Las personas en el público, entre murmullos, no alcanzan a oír que Warren le dice a Reitan "ayuda, ayuda…" antes de desmayarse, sólo pueden ver como Reitan mira desesperado a derecha e izquierda y oyen como alguien grita "¡Abajo el telón!". Lo atiende el médico del Metropolitan, le administran oxígeno de la enfermería, intentan la respiración boca a boca, pero no hay nada que hacer. Monseñor Edwin Broderick, de la catedral de San Patricio, que estaba entre el público, sube al backstage para administrarle la extremaunción. Warren muere poco después de las 10.

Mientras todo esto ocurre, alguien del personal del Metropolitan sale delante del telón para decir al público que Warren se ha sentido indispuesto, que se haría un intermedio y que la representación continuaría en cuanto llegase al recinto su sustituto, Mario Sereni.

Warren es trasladado rápidamente al hospital, donde sólo pueden certificar su muerte. No se hizo autopsia, pero se cree que murió de una hemorragia cerebral masiva, con 48 años de edad, en el culmen de su carrera, considerado uno de los más grandes barítonos de su época.

Mientras, en el Opera House, a las 10:30 se hicieron sonar las campanas que anunciaban el fin del intermedio y la reanudación de la representación, pero lo que pudo ver el público, de vuelta a sus asientos, es al manager general del Metropolitan, Rudolf Bing, delante del telón y con cara circunspecta:

"Este es uno de los días más tristes de la historia de la ópera", comenzó. "Les pido que se pongan en pie"- continuó, mientras el público, conmocionado, lanzaba gritos de incredulidad- "en memoria de uno de nuestros mejores intérpretes, que murió en medio de una de sus mejores actuaciones. Estoy seguro de que estarán de acuerdo conmigo en que no es posible continuar con la representación". Lentamente, un público aturdido y entristecido se marchó.

Desde entonces, "La forza del destino" ha sido considera por algunos como una ópera maldita, entre ellos por Luciano Pavarotti, que NUNCA la interpretó.

Fuentes: RNE, Archivos del Metropolitan Opera House.

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Una mirada alternativa al recibo de la luz

Creo que el tema de la factura eléctrica necesita una mirada desde fuera de la caja, y vale la pena intentarlo. A todos nos queda la impresión de que nos están robando a decreto armado, pero sería interesante ver si es sólo la avaricia o hay alguna causa más detrás de este atraco.

En 2018, las tres grandes compañías, Endesa, Iberdrola y Naturgy, suman 5.770 millones de ganancias netas. Este dato es completamente real, pero como estamos en un análisis a lo bestia, vamos a ver lo que significa. Supongamos que somos 46 millones de españoles, y que pagamos doce recibos al año. Ya sé que también hay empresas, negocios e industrias, pero como entiendo que estos repercuten sus costes a la gente, voy a dividir el beneficio de las eléctricas entre las personas, lo que nos lleva a que 46 millones de españoles pagan 12 recibos al año, lo que a ojo, nos deja 550 millones de recibos al año. El beneficio repartido entre los recibos (5770/550), arroja que cada español da a ganar, aproximadamente, 10 € al mes a las eléctricas.

Coño. No es lo que esperábamos, ¿eh? Pagando diez Euros menos al mes por barba, incluyendo lo que nos repercuten las empresas, nos seguiría pareciendo que nos roban. Pues esta es la parte que se va a los beneficios de las eléctricas: el resto de lo que pagamos se va a cubrir los costes y a pagar impuestos.

La cuestión, entonces, es que la energía en España es cara o los impuestos son elevados. Otro día, si queréis, hablamos del inaudito caso de doble imposición de que el impuesto a la electricidad pase a formar parte de la base imponible sobre la que se calcula el IVA, o de otras pequeñas y grandes tropelías. El tema de los impuestos lo dejamos ahí, para no escribir una enciclopedia.

Porque la cuestión, parece, es que nuestra estructura productiva y toda una maraña de leyes, han hecho que la electricidad sea cara. Y si es así, da igual que creemos o no una empresa eléctrica pública, a no ser que se pretenda que venda la electricidad por debajo del precio de coste o que simplemente nos abarate la parte no repercutida por las empresas de esos 10 € al mes por cabeza.

¿Y por qué es tan cara la electricidad? Eso, si queréis, para otra entrega, o para debatirlo con quien tenga ganas en los comentarios. 

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Los músicos a lo largo de la historia (VII): El siglo XX (primera parte) El futurismo

Los músicos a lo largo de la historia (VII): El siglo XX (primera parte) El futurismo

Como hicimos anteriormente con la Edad Media ( www.meneame.net/story/musicos-largo-historia-edad-medieval), Renacimiento (www.meneame.net/story/musicos-largo-historia-ii-renacimiento), Barroco ( www.meneame.net/story/musicos-largo-historia-iii-barroco), Clasicismo ( www.meneame.net/story/musicos-largo-historia-iv-clasicismo), Romanticismo ( www.meneame.net/story/musicos-largo-historia-v-romanticismo  ) y el impresionismo ( www.meneame.net/m/Artículos/musicos-largo-historia-vi-impresionismo); empezaremos a hablar del siglo XX.

 

Para hablar del siglo XX necesitaré varios artículos, para así mantener el tono esquemático que he venido llevando hasta el momento. Disculpad las molestias que pueda ocasionaros.

 El siglo XX es un siglo plagado de cambios en la sociedad, suceden diversos avances en ciencia, medicina y tecnología (la creación de la aviación, nuevas medicinas, etc.); se avanza en materias de abolición de la esclavitud en países subdesarrollados (sin llegar a solucionar el problema), liberación de la mujer en la mayoría de los países occidentales o un creciente desarrollo de la industria

También destaca por el auge de regímenes totalitarios, las guerras mundiales, genocidios, etnocidios, la exclusión social y la generalización del desempleo y la pobreza, profundizando desigualdades sociales, económicas y tecnológicas entre diferentes países.

Las potencias mundiales para destacar en este siglo fueron el Imperio Británico, el Imperio Chino de la Dinasta Qing y el Imperio Otomano a principio de siglo. A mediados y finales de siglo podemos destacar los Estados Unidos de América o la Unión Soviética. 

 Para empezar a adentrarnos en la compleja etapa que supone el siglo XX musicalmente, empezaremos por el Modernismo (conjunto de movimientos musicales basados en el concepto de que el arte debe adoptar y desarrollar los cambios sociales y tecnológicos del momento), debemos hablar de las tres características principales que presenta

 ·      La expansión o abandono de la tonalidad.

·      El uso de las técnicas extendidas.

·      La incorporación de sonidos y ruidos novedosos en la composición.

LAS VANGUARDIAS Y LA MÚSICA: EL FUTURISMO

Las vanguardias son una serie de movimientos artísticos (futurismo, cubismo, expresionismo, dadaísmo, surrealismo, etc.) que se producen en Europa e Hispanoamérica desde comienzos del siglo XX y que alcanzaron su esplendor a partir de la Primera Guerra Mundial (1914).

Uno de los primeros movimientos modernistas musicales es el Futurismo. Este se caracteriza por incluir ruidos a las composiciones, incorporar la velocidad, energía o fuerza y la temática moderna (ciudades, automóvil, máquinas, deportes, guerra…) en sus composiciones, las cuales utilizaron formas y colores para generar ritmos.

Luigi Russolo

El 11 de octubre de 1910 se escribe el Manifiesto de los músicos Futuristas, por Francesco Balilla Pratella, en el cual apela a los músicos futuristas a romper con el pasado musical y carga contra los conservatorios y maestros por no permitir a las nuevas generaciones desarrollar su potencial innovador, arrastrándoles al tradicionalismo, animando a los jóvenes a abandonar estos centros. 

Las conclusiones del mismo manifiesto son las siguientes:

1.    Convencer a los jóvenes compositores de que abandonen las escuelas, los conservatorios y las academias musicales, y que consideren el estudio libre como el único medio de regeneración.

2.    Combatir con asiduo desprecio a la crítica venal e ignorante, liberando al público de los efectos perniciosos de sus escritos.

3.    Con tal fin, fundar una revista musical independiente y decididamente opuesta a los criterios de los profesores de conservatorio y del público degradado.

4.    Abstenerse de participar en cualquier competencia con los habituales sobres cerrados y los correspondientes cargos de admisión, denunciando públicamente todas las mistificaciones y desenmascarando la incompetencia de los jurados, que generalmente están compuestos por tontos e impotentes.

5.    Mantenerse alejado de los círculos comerciales o académicos, despreciándolos y prefiriendo una vida modesta a las ganancias generosas adquiridas con la venta de arte.

6.    La liberación de la sensibilidad musical individual de toda imitación o influencia del pasado, sintiendo y cantando con el espíritu abierto al futuro, tomando inspiración y estética de la naturaleza, a través de todos los fenómenos humanos y extrahumanos presentes en ella. Exaltando el símbolo del hombre eternamente renovado por los variados aspectos de la vida moderna y su infinidad de relaciones íntimas con la naturaleza.

7.    Destruir el prejuicio por la música "bien hecha" - retórica e impotencia - proclamar el concepto único de música futurista, absolutamente diferente de la música hasta la fecha, y así moldear en Italia un gusto musical futurista, destruyendo doctrina, académica y soporífera valores, declarando que la frase “volvamos a los viejos maestros” es odiosa, estúpida y vil.

8.    Proclamar que el reinado del cantor debe terminar, y que la importancia del cantor en relación a una obra de arte equivale a la importancia de un instrumento en la orquesta.

9.    Transformar el título y valor del “libreto operístico” en título y valor de “poema dramático o trágico por música”, sustituyendo la estructura métrica por el verso libre. Todo escritor de ópera debe ser absoluta y necesariamente el autor de su propio poema.

10. Combatir categóricamente todas las reconstrucciones históricas y escenografías tradicionales y declarar la estupidez del desprecio que se siente por la vestimenta contemporánea.

11. Para combatir el tipo de balada de Tosti y Costa, nauseabundos cantos napolitanos y música sacra que, al no tener ya razón de existir, ante la quiebra de la fe, se ha convertido en monopolio exclusivo de directores de conservatorio impotentes y de unos pocos sacerdotes incompletos.

12. Provocar en el público una hostilidad cada vez mayor hacia la exhumación de obras antiguas que impide la aparición de innovadores, fomentar el apoyo y la exaltación de todo lo que en la música parece original y revolucionaria, y considerar como un honor los insultos e ironías de moribundos y oportunistas.

Luigi Russolo fue uno de los mayores exponentes de la música futurista italiana.

 

¿Y el músico futurista? 

El músico futurista seguía los preceptos que planteaba la vanguardia en sí: amaba las máquinas, la velocidad, tenía predilección por el deporte y la violencia y renegaba del pasado. 

Los músicos futuristas solían practicar algún tipo de deporte que fuera violento (el boxeo, lucha libre, etc.) o bien que implicara velocidad (carreras de coches, aviación, etc.). También tenia predilección por la guerra. Muchos de los artistas futuristas tenían una visión idealizada sobre la guerra y algunos de ellos participaron en la primera Guerra Mundial, muriendo o bien volviendo con una idea contraria a la guerra con la que habían empezado

Los músicos futuristas crearon innovaciones mecánicas que introdujeron en sus composiciones. Una de las más célebres son los Intonarumori (generadores de ruidos acústico que permitían crear y controlar dinámicas y alturas de diferentes tipos de ruido).

Russolo y las Intonarumori en 1914



Los futuristas tuvieron un breve periodo de fama y relevancia, sobretodo entre 1909 y el final de la Primera GM. A partir de ahí, siguieron componiendo y dando conciertos, pero con menor relevancia debido a la aparición de otros movimientos vanguardistas. Algunos de los futuristas pasaron a formar parte de otras vanguardias.

Como hemos podido observar en su manifiesto, mostraban un rechazo a los estudios reglados tradicionales, por lo que la experimentación fueron sus bases de estudio (aunque no olvidemos que muchos partían de una formación clásica previa)

Los trabajos de los futuristas con máquinas y tecnología son los que permitieron con el tiempo la aparición de la música electrónica y sus derivados. 

Y hasta aquí este pequeño resumen. Como siempre recordaros que me dejo cosas en el tintero y agradecer vuestro tiempo de lectura y esperar que haya sido de vuestro agrado.

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Sociedad infantilizada

Reconozco que he dejado de ver las noticias en la tv hace mucho tiempo, no por el sensacionalismo, ni por el partidismo, ni por tratarnos como personas infantilizadas sino por la vergüenza ajena que me produce la sociedad.

Estamos viendo día tras día como miles de jóvenes y no tan jovenes toman las calles en todo el país para celebrar fiestas, botellones y demás… siendo muy simplista me hago unas preguntas

  • ¿tiene la sociedad un problema con el alcohol?
  • ¿asociamos el ocio a tener que salir de botellón?

Podriamos analizar seguramente que es debido a una falta de visión de futuro, a que el propio futuro de los jóvenes en negro, a que no hay perspectivas de un futuro bonito para muchos, económica y laboralmente hablando. Tampoco ayuda tener una clase política como la actual para intentar arreglar la situación. Y es una vía de escape barato a la realidad. (Podria ser)

Después de más de un año con cuarentenas, encierros y libertades cohartadas por un virus de fácil transmisión que ha saturado los hospitales de la autodenominada mejor sanidad del mundo, con miles de muertos, cientos de personas con secuelas y que aún no sabemos que puede traer en el futuro a los infectados, lo primero que se le ocurre a la gente es salir a beber en masa.

Llamarme lo que queráis pero yo estaba deseando poder tener libertad para irme al monte, caminar solo sin gente ami alrededor, ir a dar un paseo, ir a un acantilado a ver el mar y pensar que tenemos una sociedad un frágil, que uno de los seres más simples que componen el mundo ha hecho temblar los cimientos de toda la sociedad mundial.

¿que pasará a la sociedad el día que el cambio climático haga escena y arrase como ha hecho en Alemania?

Ya os lo digo yo: salir de botellón

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"Sublevación"

"Sublevación"

"Sublevación" de complejos sexuales, de mujeres obedientes y de niños tristes.

"Sublevación" que tortura, que asesina, que encarcela al que intenta volar, aunque solo pueda hacerlo por dentro.

"Sublevación" de culpa, de sexo con luz apagada, de matrimonios o viudas perpetuos.

"Sublevación" del miedo. Al infierno de los curas y el pellizco de la monja, a las paredes finas y a los chivatos, al perpetuo encierro de todos los días en casa y en la calle, a esa continua y apabullante sensación de que la vida es estar perdiéndote algo que nunca podría ocurrirte.

"Sublevación" que convierte tu porvenir en una promesa imposible que te haces a ti mismo.

"Sublevación" que prohíbe los sueños y que transforma el color gris en el único aroma, textura, melodía y sabor a tu raquítico alcance.

"Sublevación" de amores castos, de besos cortos, de caricias pensadas y nunca dadas, de camas separadas y camisones y calzoncillos tan largos como lun matrimonio de compromiso.

"Sublevación" de jóvenes envejecidos y de leyes inviolables escritas siempre por viejos.

"Sublevación" que persigue, acalla y asesina el talento, que censura lo brillante, que convierte la belleza en culpa y los silencios en la única verdad pronunciable.

"Sublevación" que torna el conformismo en virtud inapelable y la obediencia en camino único.

"Sublevación" de boinas, de misa de ocho, de gotelé, de dos comidas diarias y gracias, de abuelos en cunetas y padres en Suiza.

"Sublevación" de yeyé y copla, de seiscientos, de Marcelino, Pan y Vino y Paco Martínez Soria, de membrillo y café de malta, de inviernos de hambre y veranos de insomnio.

"Sublevación" de 40 años, la más larga sublevación de nuestra historia. Tan larga, que en realidad nunca ha terminado.

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De callejeros y modélicas transiciones

De callejeros y modélicas transiciones

Comienzo a estar hartísimo ya de la actitud del PSOE y de la mayoría de la izquierda con el juego de provocaciones del callejero.

El problema no es tanto que se le pueda devolver el nombre de una calle a un golpista que consideró a Hitler, Franco y Mussolini como sus "guías vitales", sino que este cambio pueda hacerse y, lo que es peor, que a la inmensa mayor parte de la gente le dé absolutamente igual o le parezca bien porque, sencillamente, no tengan ni puta idea de quién era Millán Astray.

Dejemos de acusar a una derecha fascista de ser fascista y comencemos a mirar a los que han tolerado esto durante décadas, comenzando con la incapacidad de Felipe González para dotar de dignidad a una democracia que se construyó sobre la confusión de perdón e impunidad, no solo a nivel legal, sino también cultural, histórico y educativo.

Continuando con la negativa de los sucesivos gobiernos de izquierda (incluido el actual) para derogar una de las pocas leyes franquistas que siguen vigentes, la Ley de Secretos Oficiales, que nos permitiría saber qué pasó realmente el 23F, aunque ya muchos lo sepamos y que protege más de medio siglo de corruptelas, desapariciones, asesinatos, robos de bebés, ajusticiamientos alegales, encarcelamientos y torturas. Continuando con la expropiación de los documentos secretos sobre el golpe de Estado del 36, el terror institucional de la posguerra y el enriquecimiento de la familia del Generalísimo que obran, inexplicablemente, en las manos de la Fundación Francisco Franco y la fundación Serrano Suñer y que ayudarían, de forma definitiva, a destruir este revisionismo histórico que llevamos aguantando 40 años. Y terminando por crear una Ley de la Memoria Histórica EFICAZ, que ponga en las manos de las víctimas los medios adecuados para cerrar de una puta vez las heridas de las familias de 150000 cadáveres enterrados en cunetas y fosas comunes y de decenas de miles de muertos y desaparecidos en 40 años de dictadura.

El problema no es que un fascista que gobierna se comporte como un fascista, el problema, y manda cojones que haya que seguir recordándolo, es que los socialistas que gobiernan jamás se han comportado como socialistas.

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Poema inédito de Federico García Lorca descubierto hoy por la UGR

Investigadores de la Universidad de Granada han descubierto un poema inédito del poeta eterno de Fuente Vaqueros:

SI ALGÚN DÍA MUERO

Si algún día muero, no lo olvides.

Mis versos no eran para derretir el plomo en la sienes de los que soñaron libres.

O para suturar los mil pedazos en los que se rompió mi patria.

Ni tan siquiera para dar calor a los huérfanos de madre y de porvenir.

No.

Si algún día me insultan por mis versos.

Si algún día me amenazan por mis versos.

Si algún día me detienen por mis versos.

Si algún día me torturan por mis versos.

Si algún día me fusilan por mis versos.

Quiero que sepas que todo esto lo hice por ti.

Solo por ti.

Para dar un aire poético a tus selfies enseñando pechuga.

Para embellecer tu toto depilado en un minúsculo tanga.

Para imprimir un aire místico a tu paquete embutido

en un minibañador de licra negro en una cala ibicenca.

Para elevar a una nueva dimensión tus asanas en Bali

Para que, en definitiva, puedas mostrar al mundo,

que tú y solamente tú,

eres lo más opuesto que ha existido jamás a la poesía.

Hij@ de puta.

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La hora del usuario Premium (y va en serio)

Si se trata de echarse unas risas, me apunto como el que más, por supuesto, a darle leña al Finanzas o a despelotarme con el rancio day. Pero si se trata, en cambio, de buscar soluciones prácticas para la viabilidad de este sitio, me siento en la obligación de ponerme un poco más serio y decir que horadamente entiendo perfectamente el deseo de los propietarios de rentabilizar su trabajo y su inversión. Y como parte de esta comunidad, creo que debo aportar lo mucho o poco que pueda entender sobre el asunto.

Ahí va mi idea.

Parece claro que la rentabilidad publicitaria se ha desplomado. Parece claro que hay que buscar otras fuentes de financiación , sobre todo cuando la comunidad es reacia a lo mercantil, o quizás, más bien, reacia al concepto de lucro. Podríamos entrar aquí en filosofías o en ideologías, pero no creo que sea el momento.

Mi propuesta es que se cree, esta vez en serio, la figura del usuario Premium. El usuario Premium, por una cantidad simbólica de, yo qué sé, 20 € al año, tendrá derecho a escribir más de cinco comentarios al día. El usuario premium tendrá derecho a dos puntos más de karma. El usuario premium podrá ver la página sin publicidad, y al que use adblock o similares y se le detecte, se le impide comentar o votar. Las posibilidades son muchas, y seguro que alguien se le ocurren otras ideas, o maneras de mejorar las que propongo.

¿Para qué sirve esto? Para que todo el mundo pueda ver la página, pero sólo pueda participar el que se implique en sus costes, ya sea pagando su cuota o aceptando la publicidad, que no deja de ser un coste oculto.

Por mucho que nos desagrade, no es de recibo pretender usar Adblock, Ublock o similares, y al mismo tiempo instalar un bloqueador de publicidad. ¿No quieres publicidad? Paga tu cuota ¿No quieres publicidad y aún así quieres leer la web? Vale, pero no votas ni comentas.

La creación del usuario Premium convertiría Menáme en una especie de muro poroso, donde todo el mundo lee, pero sólo votan y comentan los que aceptan asumir su parte de los costes, ya sea con su cuota o aceptando la publicidad.

Cuando hablamos de la sociedad en general, enseguida se le llena la boca a algunos alabando la necesidad de pagar impuestos. Bien: pues veamos qué opinan aquí. Veamos cómo llevan eso de combatir el fraude o de señalar al que se escaquea.

O al mejor en algo tan pequeñito e insignificante como la web de noticias que lees, ya no somos tan moralistas como de boquilla.

Yo prometo los 20€. Y 30€ si hace falta. Venga: hagan juego.

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menéame