Hace 24 días | Por AVilla a abc.es
Publicado hace 24 días por AVilla a abc.es

Tras el fenómeno de 'la gran renuncia' que dejó la pandemia, la apatía gana terreno en una sociedad agotada ante los cambios. La ciudadanía está cada vez más cansada de la situación en la que se encuentra y esto tiene, a su vez, efectos en cómo se enfrentan a ello. Por un lado, seguramente se pueda trazar una línea recta entre todo este contexto de crisis y la caída de la salud mental colectiva.

Comentarios

D

En mi tierra fatiga es ganas de vomitar...

B

No sé. No debe parecerles a los proletarios vasallos españoles que la precariedad, la pobreza y el subdesarrollo en que sus propios padres les han hecho nacer sean circunstancias tan horribles, si arden en deseos y defienden como un derecho el poder hacer nacer también a sus propias proles en ellas, a que sus proles también reciban en herencia y les agradezcan, en forma de pensiones, esa pobreza, esa precariedad, ese subdesarrollo, ese capitalismo, esa monarquía y ese Reino de España tanto como ellos, los proletarios vasallos españoles, los agradecen a sus padres, en la misma forma de pensiones.

Desde esta perspectiva, tener hijos es la manera más clara y evidente (más incluso que meter una papeleta en una urna) en que una persona puede mostrar su aprobación favorable del entorno económico o de las condiciones económicas en que dicha persona hace nacer a esos hijos. Pues ¿qué persona ética e inteligente haría nacer a sus propios hijos en un determinado entorno o circunstancia económica si considerase que ese entorno o circunstancia económica es horrible? Las proles, pues, son las papeletas electorales más rotundas, y por tanto las que más ambiciona el capitalismo, capitalismo que no existe gracias a los capitalistas, sino gracias a los proletarios.

El que es pobre es porque quiere votar capitalismo, monarquía y pobreza, con sus votos y con su prole.

Si los proletarios vasallos españoles quieren arreglar la economía con más niños y con más proletarios vasallos en vez de con menos capitalismo y con menos monarquía, están en su derecho, en su costumbre y en su cultura, y se los tenemos que respetar.

El Reino de España, pues, va bien y está bien como está, y la precariedad, la pobreza, el subdesarrollo, el capitalismo y la monarquía son cultura, costumbres, modas, tendencias, derechos, libertades, preferencias, elecciones, votos e hijos de los proletarios vasallos españoles, y se los tienen que respetar así como ellos, los proletarios vasallos españoles, también respetan las costumbres y culturas ajenas.

Y es que el libro de los gustos está en blanco, y la convivencia en una sociedad civilizada debe consistir en que sepamos respetarnos los unos a los otros las costumbres, culturas, derechos, preferencias económicas, criterios progenitores y principios éticos de cada cual, aunque puedan ser muy diferentes a los nuestros.

Así que no permitáis, jóvenes proletarios vasallos españoles, que estas noticias aporófobas desvíen vuestra atención y vuestra ética: no renunciéis a pegaros el gustazo de generar otro baby boom para hacer nacer a vuestras proles en la pobreza o la precariedad, y entregarlas al capitalismo y a la monarquía. Porque la natalidad y las pensiones lo necesitan, y porque aunque en un primer momento quizá podría pareceros mal hacer nacer a vuestras propias proles en la pobreza o en la precariedad, cuando vuestras proles alcancen la mayoría de edad también se volverán defensoras del derecho de hacer nacer a sus propias proles en la pobreza, en la precariedad, en el capitalismo y en la monarquía, a que estos hijos suyos (vuestros nietos) les agradezcan todas estas cosas, en forma de pensiones, tanto como vuestras proles os las agradecerán a vosotros, en forma de pensiones, y tanto como vosotros las agradecéis a vuestros padres, en la misma forma. Así que no hay ningún problema con que hagáis nacer a vuestras proles en la pobreza, en la precariedad, en el subdesarrollo, en el capitalismo y en la monarquía, porque vuestras proles os lo agradecerán, en forma de pensiones.

La cultura es la verdadera riqueza, así que dejad en herencia a vuestras proles la rica cultura de la pobreza.

No creáis, pues, a nadie que os diga que hay una guerra económica intergeneracional, o que hay una guerra económica o lucha de clases intrageneracional.

Y recordad que cuando hacéis nacer a vuestras propias proles en la pobreza y la precariedad, no serán los ricos, el capitalismo y la monarquía los que se estén riendo de vosotros, sino que seréis vosotros los que os estaréis riendo de ellos.

Y no dejéis de ponerle medallas a Leonor. Recordad que cuantas más medallas les pongáis a los Borbones, mejor os irá el Reino de España a ellos, a los Borbones.

e

Creo que hay un exceso de cosas a las que prestar atención: trabajo, cursos, series y demás entretenimiento, deporte, viajes, actividades extraescolares de los pequeños, etc.

Al contrario que lo que dice el artículo, no creo que sea por la jornada laboral. Cualquier generación anterior a la mía ha trabajado gran parte de su vida 70h semanales sin vacaciones y no sabían lo que era el estrés. Pero simplemente estaban hechos a esa simpleza, trabajar, comer, dormir y cualquier otra cosa era de pijos.

Findopan

#3 Bueno, eso de que no sabían lo que era el estrés... Más bien es que lo bebían.

Aergon

#3 Me parece que se hacían bastantes mas fiestas en casas y había un ocio mas humano, ahora todo es consumismo y el individualismo ha pervertido el ocio truncando su capacidad de coexionar la sociedad y sometiendolo a un individualismo cada vez mas exacervado.

e

#6 Yo hablo de lo que conozco, la gente de la generación de mis padres (60 años) y abuelos y sus conocidos en el ambiente rural.

Trabajar se trabajaba una absoluta barbaridad, de Lunes a Domingo de Sol a Sol. De hecho es una de las razones para no volver al pueblo, que ven "raro" que prefiera coger la bici un domingo en vez de hacer algo que ellos consideren productivo como es labrar unos bancales, aunque sea tresmileurista.

insisto en la simpleza. Se levantan, ven qué faenas hay y así todos los días. Sin más distracciones que las de fuerza mayor.

Aergon

#7 Cierto, el campo era algo de lo que huir por los motivos que expones y muchos otros. Pero tenía cosas buenas como la salud, ya que ese trabajo acompañado de algo de suerte en forma de tierra fértil suele ser mas saludable que el de las ciudades. Normal que no se entienda el ejercicio como algo necesario o siquiera productivo cuando el ejercicio que te pide el cuerpo es el mismo que te da de comer.
Y ahora se reparten mas las faenas del campo ya que las domésticas se llevan mejor con tanta tecnología. También hay mejores técnicas de cultivo, mejores herramientas y químicos como los fertilizantes de todo tipo que han cambiado mucho la agricultura.

m

La era de las pantallas y las redes sociales está generando serios problemas con la motivación. Nos va empujando a dormir poco y mal, con estrés, el cortisol por las nubes y la dopamina por los suelos.

Aergon

#1 Puede ser aunque tengo mi propia teoría, y es que estamos asumiendo que solo merece la pena esforzarse por lo imprescindible y eso que llamamos progreso la mayoría de las veces no hace mas que acercanos al cataclismo antropogenico.