Niños como Bamba o Keita dejaron atrás a sus familias y, tras más de dos años de periplo, llegaron a Catalunya en 2018, momento con más llegadas desde que hay registros Hoy tiene su piso, su trabajo y, por fin, después de ahorrar lo suficiente y tener los papeles en regla, podrá ir de vacaciones a su casa, en Nzérékoré, donde le esperan su padre y su hermana. Una década después de su viaje de ida, emprenderá la vuelta. Esta vez en avión, seguro y tranquilo. Y con una maleta llena de “dulces y cosas del Barça” para los niños de la familia.
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