Los principios jurídicos en los que se fundamenta el TTIP forman parte de la armadura jurídica que limita el ejercicio de la democracia y de la soberanía de los pueblos. La herencia normativa del capitalismo global —los contratos, las normas de comercio e inversiones de carácter multilateral, regional y bilateral, y las resoluciones de los tribunales arbitrales que conforman la nueva lex mercatoria— condiciona el devenir de las mayorías sociales. El TTIP no es sólo un acuerdo comercial, es un nuevo tratado fundacional al servicio de las empresa
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