El Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) ha ordenado continuar el juicio contra el juez Elpidio José Silva por el 'caso Blesa' y ha apercibido a su abogado, Cándido Conde-Pumpido Varela, por su "injustificada" renuncia, que incurre en una falta disciplinaria y puede llegar a ser un delito de deslealtad profesional del abogado.
El único que terminará en la cárcel por el robo de los bancos, será el juez. Además esto servirá para decir al resto de jueces, que quien se intente meter con el poder (bancos,eléctricas, telefónica, iglesia y PPSOE) ya conocen como terminarán.
Pues yo quiero que los jueces que me juzguen a mí, por lo que sea, se ajusten absoluta y rigurosamente a la letra y el espíritu de las leyes vigentes.
No quiero que ningún justiciero decida castigarme por mis malas obras, saltandose mis derechos legales.
Lo malo es que si quiero esto para mí, lo quiero también para estafadores y asesinos, que no lo son mientras que el tribunal no los haya condenado. Y el caso es que para estos, ajustarse rigurosamente a la letra de la ley permite que no pueda venir luego un abogado avispado a encontrar un resquicio que haga que el tribunal superior lo tenga que absolver "aunque el juez esté viendo el cuerpo de la víctima sobre la mesa (frase de un juez en un programa de radio, hace mucho tiempo)".
Comentarios
Joder, pues le ha salido el tiro por la culata.
Aparte de lo relativo al procedimiento en sí, menudo circo impresentable se está montando alrededor de este señor.
El chorizo en la calle descojonandose de la risa, y el juez EN EL JUZGADO...
NI UN BANQUERO va a pagar por la mayor ESTAFA de la historia... y MUCHO OJO con quien lo intente..
Parad el país que yo me bajo...
El único que terminará en la cárcel por el robo de los bancos, será el juez. Además esto servirá para decir al resto de jueces, que quien se intente meter con el poder (bancos,eléctricas, telefónica, iglesia y PPSOE) ya conocen como terminarán.
Pues yo quiero que los jueces que me juzguen a mí, por lo que sea, se ajusten absoluta y rigurosamente a la letra y el espíritu de las leyes vigentes.
No quiero que ningún justiciero decida castigarme por mis malas obras, saltandose mis derechos legales.
Lo malo es que si quiero esto para mí, lo quiero también para estafadores y asesinos, que no lo son mientras que el tribunal no los haya condenado. Y el caso es que para estos, ajustarse rigurosamente a la letra de la ley permite que no pueda venir luego un abogado avispado a encontrar un resquicio que haga que el tribunal superior lo tenga que absolver "aunque el juez esté viendo el cuerpo de la víctima sobre la mesa (frase de un juez en un programa de radio, hace mucho tiempo)".