Hace 2 años | Por JefeBromden a elcorreogallego.es
Publicado hace 2 años por JefeBromden a elcorreogallego.es

Vivimos en un mundo en el que, a menudo, la falta de talento es sustituida por el exceso de caradura. Observamos cada vez con menos asombro cómo personas sin ninguna habilidad específica parecen haber sido tocadas por el dedo de Dios, mientras que otras cargadas de talento, parecen haberlo hecho por el del demonio.

Comentarios

pharo

La mediocridad triunfa porque los políticos y grandes empresarios se han dado cuenta de que no es bueno tener a la ciudadanía educada. Los sistemas educativos han cambiado, ahora no son para formar personas con espíritu crítico, son para formar trabajadores eficientes y dóciles. Y trabajadores por cuenta ajena mejor, no vayamos a enseñar como se crea y dirige una empresa no vaya a ser que un mindundi acabe haciendo la competencia a los que de verdad mandan

H

#3 Pero si eso lleva pasando muchas décadas... Memorizar y repetir era la educación perfecta para hacer el mismo trabajo todos los puñeteros días. En la fábrica, o el chupatintas de oficina. Todo mecánico, todo repetitivo. Interesaba entrenar sobre todo la memoria para recordar lo que había que hacer, y la disciplina para repetirlo una y otra vez sin cansarse.

Todo eso se ha desajustado ahora, y cada vez se desajusta más. Con la informática y el desarrollo del sector servicios, ahora hace más falta pensar y tomar decisiones. Y ni el sistema educativo ni la sociedad en general están preparados para un cambio de este calibre.

Por esto no paro de ver cantamañanas y charlatanes en LinkedIn hablando de sus teorías de cómo organizar el trabajo de ahora. El sistema viejo se ha quedado obsoleto, y hasta que se consolide otro van a seguir los intentos de parchear y no ir al fondo del asunto.

Priorat

Dünning-Kruger nos dice que si ves mediocres, lo más probable es que el mediocre seas tú.
Si tú te ves mediocre, lo más probable es que lo sean los demás.

Y en España veo un exceso de gente pensando que los demás son mediocres.

k

#2 tu última frase te convierte probablemente en un mediocre como yo

Arcueid

#4 Es que lo común es la mediocridad. Por eso nos vemos mediocres y a muchos de los otros también.

D

Quizás cada uno tiene una forma diferente de valorar la mediocridad. La cola del paro está llena de gente que no se considera mediocre por tener un título, o incluso por haberlo sacado con buenas notas, pero luego sale a la jungla de la vida y no sabe hacer la o con un canuto.

Luego hay gente que no sabe de nada, pero sabe salir adelante, no se viene abajo con los fracasos, tiene habilidades sociales y sabe rodearse de gente que sabe, y le va bien en la vida. ¿Es una persona mediocre? Igual desde el punto de vista intelectual sí, pero lo que está claro es que esa persona tiene otras habilidades que le sirven.

Tenemos un concepto muy limitado de meritocracia asociado al esfuerzo físico o intelectual. La vida es mucho más compleja que eso.

Igual la próxima vez que que uno piense en la mediocridad de los otros deberíamos plantearnos que siempre hay algo en lo que puedes mejorar, y puede que sea eso que odias de los demás.

Por supuesto que existe el enchufismo, los privilegios y los techos de cristal, eso es innegable. Pero echar a eso la culpa de tus fracasos a eso y esperar que el mundo te dé lo que tú piensas que te mereces es mucho más cómodo que hacer autocrítica y no hacer nada para mejorar tu vida.

Nova6K0

Mediocres son aquellos que son de chulearse con su título, y luego a la hora de la verdad, no saben ni diseñar un producto. En mi ámbito el de la electrónica e informática, hay un montón de casos. Simplemente coger cualquier producto con fallos de diseño. Y está genial en excusarse en la complejidad, pero por ejemplo los errores históricos en procesadores de Intel y AMD, y más los mas recientes, son una buena muestra.

Saludos.

n

No hay más que echar un ojo al Congreso para comprobar la veracidad de estas palabras

Ered

Pues rompo una lanza a favor de la mediocridad tal y como la concebía Aristóteles. Pare el es una virtud de sabiduría práctica que actúa siempre según el justo término medio entre dos actitudes extremas. Lo que viene a ser una equidistancia virtuosa