La muerte de cinco mineros en una explosión sorprende, avanzado el siglo XXI, y demanda una rápida investigación. La seguridad absoluta no existe, y mucho menos en una profesión tan peligrosa como la minería. Pero por ello mismo resulta preciso que las indagaciones, que llevarán tiempo, aporten todas las respuestas a las legítimas preguntas.
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