Son vidas difíciles. "O no tan difíciles", corrige Darío, que un día de 2011 empezó a trabajar de vigilante de seguridad, que entonces interpretaba como un mal menor. "No era mi vocación y nunca lo será, pero resulta que hoy es mi trabajo. Al principio, lo detestaba. Hoy, ya ni sé exactamente lo que siento. Pero siempre recordaré el día en el que un compañero me recordó que no era inteligente eso de vivir quejándose o de menospreciar lo que uno hace". Hoy, a los 36 años, Darío no se resigna. "Terminé la carrera de Sociología".
Comentarios
Cuestión de supervivencia.
A mi lo que realmente me gusta es que me la chupen, y por culpa de insensibles como vosotros estoy aquí, a estas horas en la oficina, escavizado sin perseguir mis sueños.
#0 Cúrrate un poco las etiquetas...
Es la puñetera manía que tenemos de comer todos los días-
Si haces bien lo que te gusta tendrás muchas mas oportunidades...
Sufre, sufre, que en el futuro te espera, ..., ¿el cielo?.
Me suena el discurso, y me sigue pareciendo *¡una mierda!*. ¿Ese es el futuro que nos quieren vender?.
Poca gente trabaja en lo que le gusta.
A mi me gusta pasear, salir en bici, hacer senderismo, leer... pero con eso sería un indigente.