Si la España de hoy fuera tan “democrática, moderna y diversa” como pretende Irene Lozano, no habría políticos que, creyéndose progresistas, se dejaran seducir tan fácilmente por retóricas retrógradas heredadas de tiempos más oscuros. No, el problema es que la frase asienta un concepto de la patria que invita a pensar en términos de amigo y enemigo. Un patriotismo, en fin, para el cual toda crítica es calumnia.
Un patriotismo de "buenos españoles" o "malos españoles". En este último grupo estamos todos los que creemos que la historia no es blanca o negra, que los matices son ricos y variados y que los países son construcciones políticas que un día desaparecerán, y no "bienes morales" que nos definen como personas.
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Un patriotismo de "buenos españoles" o "malos españoles". En este último grupo estamos todos los que creemos que la historia no es blanca o negra, que los matices son ricos y variados y que los países son construcciones políticas que un día desaparecerán, y no "bienes morales" que nos definen como personas.