Pocos estudios analizan la represión sistemática que se produjo sobre las mujeres y que, más allá de los asesinatos, cobró múltiples formas, desde la simple presión social, hasta controlar su vida, forma de vestir o su trabajo. En Villafranca, una jaula encima de un carro esperaba a la diputada socialista Julia Álvarez si hubiera sido apresada para pasearla al grito de “¡muera la puta del Congreso!”.
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