En abril de 2021, el gobierno de Rajapaksa impuso una prohibición a nivel nacional sobre la importación y el uso de fertilizantes y pesticidas sintéticos y ordenó a los 2 millones de agricultores del país convertir sus cultivos en orgánicos. El resultado fue brutal y rápido. En contra de las afirmaciones de que los métodos orgánicos pueden producir rendimientos comparables a los de la agricultura convencional, la producción nacional de arroz cayó un 20 por ciento solo en los primeros seis meses.  
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