Hace 3 meses | Por --764514-- a epe.es
Publicado hace 3 meses por --764514-- a epe.es

Aunque no puedas verlo, un hilo invisible conecta el móvil que llevas en tu bolsillo con las minas de la República Democrática del Congo. El segundo país más grande de África es también la mayor reserva mundial de cobalto, un metal estratégico altamente preciado por sus propiedades magnéticas, que dan vida a las baterías recargables que componen desde 'smartphones' a coches eléctricos. Detrás de la última tecnología de vanguardia promocionada desde Silicon Valley se esconde una sucia realidad que afecta a las vidas de miles de personas.

Comentarios

autonomator

Recordad, los culpables somos nosotros y nuestros niños, no las grandes compañías, los especuladores, los altos ejecutivos y las grandes fortunas que amasan cantidades ingentes de dinero que dedican a crear más y más cantidad ingente de dinero invirtiendo mediante grandes fondos.

matias64

#2 somos complices te guste o no

Es para que estudien los niños? No es para losoviles de los padres? Ni los smartwatches de los tíos? O los monitores y pantallas en los bancos?
Los intentos de manipulación informativa para retrasados mentales cada vez son de menos nivel.

ChukNorris

En tu mano está cortar ese hilo invisible que salvará la vida a todos los niños del Congo.

glups

Y los chimpances y los bonobos de las selvas de Congo mueren para que ellos calienten su comida.

m

los niños del congo mueren por los que mandan en el mundo son muy inescrupulosos. punto.

B

Espero que no se esté tomando por imbéciles o por malas personas a todos esos congoleños, éticos e inteligentes, que, en ejercicio de sus legítimos derechos, consideran que la pobreza y la precariedad son circunstancias estupendas, tan estupendas como para incluso defender como un derecho el hacer nacer, y criar, a sus propias proles en ellas, a que sus proles también les agradezcan esa pobreza y esa precariedad tanto como esos congoleños progenitores los agradecen a sus padres; porque esto sería aporofobia, si nos atenemos a los altos estándares éticos e intelectuales de Menéame.

Y es que el libro de los gustos está en blanco, y la convivencia en una sociedad civilizada debe consistir en que sepamos respetarnos los unos a los otros las costumbres, culturas, derechos, preferencias económicas, criterios progenitores y principios éticos de cada cual, aunque puedan ser muy diferentes a los nuestros.