Se fija para el principal acusado una pena menor al considerar que tiene «una grave dependencia al consumo de sustancias estupefacientes, alcohol y adicción al juego», siendo circunstancia atenuante. Se le inhabilita como ertzaina mientras dure la condena e impone una multa de 2.160 euros como autor de un delito de descubrimiento y revelación de secretos, ya que solicitó información sobre matrículas de vehículos policiales. El otro agente es condenado a 7 años y medio de cárcel y a multa de 3 millones de euros como el primero.
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