En Murcia, la corrupción no solo es sistémica, es un modelo de negocio. Desde los convenios urbanísticos fraudulentos hasta la gestión sospechosa de fondos públicos, el PP ha perfeccionado el arte de gobernar sin rendir cuentas. El caso de la desaladora de Escombreras, con un expresidente imputado enfrentando 11 años de cárcel, o el ‘caso Auditorio’, que llevó a juicio y condenó a una pena de tres años de prisión, al también expresidente Pedro Antonio Sánchez, son solo dos ejemplos de cómo los dirigentes populares han gestionado las arcas