Vito Quiles vuelve a las andadas con un vídeo en la playa de Tabarca que acaba saliendo muy caro: un trabajador público, manipulado para soltar burradas contra “rojos y separatistas”, ha terminado despedido y la concesionaria expedientada. Detrás del show, se destapan sus vínculos con empresas fantasma, fraudes, viajes pagados con dinero público y el engranaje mediático de la ultraderecha financiado por el PP y Hazte Oír. Una vez más, vemos cómo el odio y la desinformación tienen consecuencias reales, mientras los responsables siguen impunes.