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En la Mina la renta por cápita es 2,5 veces más baja que la media catalana. Un educador y un médico que luchan día a día para recuperar el barrio aseguran que el principal problema de la Mina no es el narcotráfico sino la situación de pobreza de los vecinos.

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RETRATO DE LA MINA
Retrato de un barrio olvidado: Las mil Minas

En la Mina la renta per cápita es 2,5 veces más baja que la media catalana. Un educador y un médico que luchan día a día para recuperar el barrio aseguran que el principal problema de la Mina no es el narcotráfico sino la situación de pobreza de los vecinos.

La Mina son, como mínimo, cuatro minas. Los bloques Venus y Saturno, la zona más depauperada; los bloques de Marte, Levante y Estrellas, fachada mítica de la Mina por los foráneos que pasan por la Ronda Litoral; la Mina vieja, la de las calles de vientos y puntos cardinales; y la zona residencial, con un precio de suelo desorbitado. En las cuatro juntas, la renta per cápita es 2,5 veces más baja que la media catalana. El Ayuntamiento de Sant Adrià de Besòs aprobó, en julio pasado, una moción que pide ayuda y apoyo económico a la Generalitat, el Ayuntamiento de Barcelona y el gobierno español. En la moción se incluyen peticiones relacionadas con que se reconozca la especificidad de la Mina y reclaman soluciones económicas, en salud pública, educación y en seguridad.

"No hay vida común, un barrio es una estructura social, y aquí no hay"

"Desmontamos los tópicos de la Mina. La Mina no es un barrio, La Mina es un bluf, un tópico -sentencia el educador y activista vecinal Josep Maria Monferrer-; para cada vecino, La Mina es algo diferente ". Masferrer llegó al barrio en 75 y fue el primer director de la primera escuela de la Mina. Aparte, fundó el Archivo histórico y centro de documentación del barrio de la Mina y el Campo de la Bota alrededor del año 2000. Se estima su (no) barrio, lo conoce y lo sufre: "No hay vida común, un barrio es una estructura social, y aquí no hay ", afirma desde la sede del archivo en un tórrido mediodía de agosto, sentado justo en la dirección en la que un viejo ventilador le ayuda a apaciguar el calor. Afuera, en el poyo de la flamante biblioteca Font de la Mina, se sientan unos cuantos abuelos y abuelas con los tobillos hinchados. Acurrucados a la sombra, se abanican, reposadamente.

Todo va como lento en el barrio. En la zona donde se encuentra el Archivo, en la Mina vieja, la organización de los bloques divide el espacio en 8, cada uno controlado por gente diferente, lo que dificulta la vida común. Abud las calles con nombre de punto cardinal o de viento. La proximidad del mar y la desembocadura del Besòs levantan, de hecho, un viento de polvo procedente de los innumerables desacampats que hay en el barrio. Costa abrir los ojos y con cada respiración los pulmones se llenan de un polvo abrasivo. No se ve demasiada gente para la Mina vieja a estas horas. Sólo un par de hombres en la calle Ponent, que aprovechan un espacio de sombra para cambiar las ruedas delanteras de un Seat 600, de los que aún tiene matrícula con 6 cifras.

especulación urbanística

Por debajo de la avenida de Manuel Fernández Márquez, la Mina se convierte en un barrio de lujo

"El hilo conductor de la historia de la Mina sigue siendo la especulación urbanística, no el narcotráfico", asegura Masferrer. Por debajo de la avenida de Manuel Fernández Márquez -obra de la fábrica plazo de Sant Adrià asesinado por la Guardia Civil hace 44 años-, la Mina se convierte en un barrio de lujo, en la que el metro cuadrado tiene precios más propios de Pedralbes . Un vistazo a los carteles de una inmobiliaria de la zona muestra pisos de alquiler, de 86 m2, con dos habitaciones, a 1.500 euros al mes. Si prefiere comprar, 82 metros cuadrados en Torre Foro (al otro lado del mártir calle) cuestan 445.000 euros. El cartel de la inmobiliaria está en castellano, inglés y chino. En esta zona de la Mina, construida para esponjar el barrio, no hay prácticamente ningún comercio. En algunas partes del barrio, abunda el mercado negro.

"Desde los tiempos de Porcioles -recuerda Monferrer-, cuando decide acabar con las barracas y levanta los bloques, que no han dejado de aprovecharse del barrio para especular". Y el veterano activista rememora los tiempos de los Juegos Olímpicos, del Fórum de las Culturas 2004, o el último movimiento especulativo que ha consistido en levantar pisos de lujo junto con los de protección oficial en el barrio. Pisos que no se han llegado a vender más, que han convertido buena parte de la Mina en un territorio yermo de vida, y que el mes pasado fueron ocupados por gente no residente en el barrio, bajo el control de las mafias que los vigilaban .

Estas ocupaciones de pisos, propiedad del Consorcio de la Mina (un órgano creado durante las obras del Fórum 2004 e integrado por varias administraciones públicas), tuvieron lugar un mes después de que se descubriera una presunta trama de desvío de fondos públicos del Consorcio a los clanes del barrio porque vigilaran estos pisos. Se detuvo el concejal del PSC y vicepresidente del Consorcio, Juan Carlos Ramos; el gerente del órgano, Juan Luís Rosique; y varios miembros de uno de los clanes, incluido el patriarca, Ángel Amaya Montero, más conocido como 'Tío Cristina'. Es usual ver cómo algunos vecinos, en vez de picar el timbre desde la calle, llaman a viva voz para que alguien les tire las llaves para abrir el portal. Nadie ha dado de alta el suministro eléctrico en algunos de los pisos ocupados en las calles de Anna Frank o en la Rambla de la Mina.

Uno de los resultados de esta situación es el desamparo de los habitantes del bloque de la calle Venus, el más depauperado del barrio, con un vecinos que llevan años y años esperando que se tire al suelo del edificio y los reallotgin. Todo apunta a que tendrán que esperar más.

Médico de familia

Desde la ventana de la consulta del doctor Juan Manuel Mendive, médico de familia en la Mina desde el año 1990 (hace poco más de un mes que han estrenado el nuevo CAP), se ve una serie de hermosos y lujosos edificios nuevos, algunos con piscina: "Cuando llegué al barrio, lo eran barracones de antiguas fábricas y casas de pueblo, en un estado lamentable". El doctor Mendive recuerda que, en aquellos principios de los 90, los pacientes se le morían, jovencísimos, de sida, en frente: "Aún tenemos pacientes de sida, crónicos, supervivientes de aquella época; pero el tema del VIH ha mejorado muchísimo ".

Durante 2015 se repartieron el Local (el centro de venopunción de la Mina) un total de 224.129 jeringuillas

Lo que aún es un problema, y grave, es el consumo de drogas. En el Centro de Atención y Seguimiento de Drogodependientes de la Mina se dispensa metadona para unas 120 personas al día. Durante 2015 se repartieron el Local (el centro de venopunción de la Mina) un total de 224.129 jeringuillas. En el centro de la calle Baluard, el más grande de Barcelona, se repartieron 90.375 ese mismo 2015, según los datos de la Agencia de Salud Pública. Atienden en promedio más de 100 usuarios al día, que se inyectan hasta 330 dosis diarias. "El 70% de la gente que viene cada día en el Local es de fuera del barrio", dice el doctor. La Mina, "la habitación de los trastos de Barcelona", dice el educador José Maria Monferrer.

Ser médico de familia en la Mina es mucho más que pasar consulta: "Hay que avanzar y procurar hacer prevención", asegura el doctor Mendive, que hace un listado de los problemas de salud más comunes entre el vecindario. Destacan los trastornos alimentarios, causados en buena medida por la situación de pobreza de la población. Obesidad por no alimentarse debidamente, que provoca más casos de lo normal de patologías como diabetes o problemas cardiovasculares: "Tenemos muchos más casos de infartos entre gente joven, de unos cuarenta años", reconoce Mendive.

En la Mina no hay mutuas, por tanto, todos los vecinos en el CAP. Todos, excepto los de la zona residencial (el frente marítimo de la Mina), gente con más recursos: "Compartir el CAP con población mayoritariamente desfavorecida socialmente tiene un efecto disuasorio para estos nuevos vecinos". Sin embargo, el doctor Mendive asegura que el trato con el paciente es mucho más cercano en este barrio: "Detectamos patologías gracias a la comunicación directa con los vecinos, problemas que quizás se nos pasarían, como las caries". La higiene bucal, explica Mendive, no está muy arraigada en el barrio. "La caries en la Mina, más que un problema, es una plaga", sentencia el doctor.

"La verdadera enfermedad de la Mina es la sociopatía, la situación social de los vecinos"

Estas enfermedades y adicciones, como la del alcohol o el tabaco, relacionadas con el sedentarismo y demasiado presentes en el barrio, son síntoma de un problema extendido y común: "La verdadera enfermedad de la Mina es la sociopatía -asegura Mendive desde su consulta, con un aire acondicionado que enciende y se apaga cada tres minutos-, la situación social de los vecinos es el auténtico problema ". Masificación los grandes bloques, familias que comparten pisos de 60 metros cuadrados, desempleo, adicciones. "Lógico que se encuentren mal, lógico que abunden los casos de depresión y ansiedad, lógico que vengan mujeres en la consulta diciéndome que les falta el aire, que no pueden respirar".

"Al otro lado del río"

Javi es transportista y vive entre la inmobiliaria y los inmensos bloques de las calles Marte, Levante y Estrellas. Se vecino de la Mina desde hace más de tres años. Su pareja, su hijo -que ahora casi cuenta 4 años- y él dejaron el barrio de Sant Roc, en Badalona, para venir a un piso de protección oficial junto al bloque de la calle Marte en que pagan 330 euros al mes . Tenían opción a compra, pero la desestimaron: "¿Quién querría vivir aquí toda la vida?", Se pregunta Javi.

A Eric, el pequeño, lo llevan a una escuela "al otro lado del río", cuando quieren ir a cenar, o al cine o pasear, lo hacen "al otro lado del río". Para ir a comprar, "al otro lado del río". Sólo si hay que comprar algo puntual, se dirigen al paseo de Camarón, es decir, a la rambleta que hay entre los bloques de Marte y Levante. "En la Mina sólo voy a comprar el pan, paso por allí y me mira todo el mundo, y

Wir0s

Hombre... El narcotrafico algo tiene que ver tb.

Cada reyerta, cada ajuste de cuentas, cada tiroteo... Viene de donde viene.