¿Cómo salir de casa con la intención de ir a comprar un libro y vovler sin libro pero con las ingles depiladas? Más específicamente... ¿cuál es la proporción entre libreriías y centros de estética en una ciudad española de tamaño medio? En el texto, el autor reflexiona - pretenciosa y sesgadamente según sus mismas palabras - sobre este hecho.
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¿Así nos va?