Por tanto, ¿no tendría más sentido oficializar el portugués estándar en Galicia? Promover un contexto de binormativismo funcional, por sí solo, permitiría a las personas elegir la grafía que prefieran para su gallego: RAG y/o AGAL. Estamos hablando de libertad. Este paso nos facilitaría el contacto con otras variedades de nuestra lengua, nos veríamos como hablantes de una comunidad internacional, la lusófona, y nos fortalecería ante las pérdidas, los complejos y la castellanización imperante.
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