La célebre chef de Países Bajos Angélique Schmeinck soñaba con cocinar en el cielo, y lo consiguió con un restaurante único en el planeta. Mediante un sistema de poleas, los platos preparados se transportan al epicentro de la corona del globo en cestas especiales para horneado. Después de hornearlos, los platos se bajan en esta especie de montacargas a la cocina, donde se le añaden los últimos detalles. Principalmente, la salsa y vegetales de acompañamiento.
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