Hace 6 meses | Por suppiluliuma a newyorker.com
Publicado hace 6 meses por suppiluliuma a newyorker.com

El pasado fin de semana, combatientes de Hamás irrumpieron en Israel, matando a más de mil israelíes [...] Para hablar del conflicto, llamé a Tareq Baconi, presidente del consejo del think tank Al-Shabaka, la Red de Política Palestina. [...] Durante nuestra conversación, [...] discutimos qué esperaba lograr Hamás, cómo la política del gobierno israelí hacia Hamás ha cambiado a lo largo de los años, y cómo entender la magnitud de la violencia y la crueldad que hemos visto en los últimos días. Traducción en #1, #2 y #3.

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suppiluliuma

El pasado fin de semana, combatientes de Hamás irrumpieron en Israel, matando a más de mil israelíes y tomando aproximadamente ciento cincuenta rehenes. Benjamin Netanyahu, Primer Ministro de Israel, anunció que su país estaba en guerra, y su gabinete llamó a filas a cientos de miles de reservistas y ordenó bombardear la Franja de Gaza, donde, en los últimos días, ya han muerto hasta mil cien palestinos. Para hablar del conflicto, llamé a Tareq Baconi, presidente del consejo del think tank Al-Shabaka, la Red de Política Palestina. Baconi ha trabajado con el International Crisis Group en Ramala, y es autor del libro de 2018 "Hamás contenido." Durante nuestra conversación, que ha sido editada para mayor extensión y claridad, discutimos qué esperaba lograr Hamás, cómo la política del gobierno israelí hacia Hamás ha cambiado a lo largo de los años, y cómo entender la magnitud de la violencia y la crueldad que hemos visto en los últimos días.

¿Cuál es el sentido de un ataque en este momento?

Lo ocurrido el pasado fin de semana ha cambiado realmente el paradigma de cómo entendemos la dinámica entre Hamás e Israel, en concreto, pero más ampliamente entre Israel y los palestinos. Según el paradigma anterior, había varios factores que podrían haber precipitado este ataque, como la creciente violencia que los israelíes están empleando en Cisjordania, a través de sus colonos y de la anexión; la provocación en torno al Monte del Templo y, por supuesto, en torno a la Franja de Gaza; y las crecientes restricciones que forman parte del bloqueo israelí de Gaza. En el pasado, cualquiera de estas situaciones habría obligado a Hamás a iniciar algún tipo de lanzamiento de misiles u ofensiva que demostrara que está actuando en nombre del pueblo palestino y tratando de proteger a los palestinos, o de cambiar el status de Gaza.

La escala de la ofensiva y su éxito, desde la perspectiva de Hamás, significan que estamos realmente en un nuevo paradigma, en el que los ataques de Hamás no se limitan a renegociar un nuevo status en la Franja de Gaza, sino que, más bien, son capaces de socavar fundamentalmente la creencia de Israel de que puede mantener un régimen de apartheid contra los palestinos, interminablemente, sin coste alguno para su población. Y así, en ese nuevo paradigma, las razones por las que Hamás habría atacado están bastante claras. Creo que Israel está posiblemente en la posición más débil en la que ha estado en mucho tiempo. Hay grietas importantes en la política y la sociedad israelíes en torno a la naturaleza de lo que ha producido este proyecto sionista. Creo que el ejército está en su punto más débil debido a las protestas de muchos reservistas, porque éste es el gobierno más fascista de la historia del país. Así que, incluso a nivel internacional, hay un reconocimiento de que éste no es el Estado democrático judío que todos creían que era, sino algo mucho más preocupante.

Cuando dice que hemos llegado a un nuevo paradigma, ¿está insinuando que el propósito de Hamás era, con la escala y brutalidad de este ataque, crear un nuevo paradigma?

No creo que Hamás se propusiera crear un nuevo paradigma. Pero los responsables políticos occidentales y, en general, la comunidad internacional han ido cambiando su forma de entender esta situación. Ese cambio se viene produciendo desde hace algunos años. En estos momentos hay bastante consenso entre palestinos e israelíes del mundo de los derechos humanos, y entre otros miembros internacionales de ese campo, de que se trata de un régimen de apartheid. En 2021, los palestinos se levantaron en manifestaciones y protestas por toda la tierra de la Palestina histórica, en una intifada de unidad destinada a superar esta idea de que existe una partición entre, digamos, el interior de Israel y los territorios ocupados. Ese fue, en cierto modo, el comienzo de este cambio, alejarse de este diseño de Oslo de dividir a los palestinos y entender realmente la lucha palestina como la lucha de un solo pueblo contra un solo régimen de opresión. Pero lo que Hamás ha hecho ahora -y no estoy del todo seguro de que Hamás pensara que su ofensiva podría tener el impacto que finalmente ha tenido- ha hecho añicos la idea de que Israel puede mantener un régimen de apartheid o, más bien, que Israel puede seguir pretendiendo ser un Estado judío y democrático mientras oprime a otro pueblo eternamente.

Pero, volviendo a mi pregunta anterior: no tiene mucho sentido que Hamás haya emprendido un ataque de esta envergadura, si no se propuso específicamente cambiar el paradigma actual.

Hamás ya operaba dentro del paradigma de entender a Israel como un estado colonial con apartheid. Lo que ha cambiado es su capacidad para demostrar el mito de la invencibilidad al que se aferra Israel y para hacer añicos la ilusión que tienen los responsables políticos de que pueden mantener este régimen indefinidamente, con aquiescencia palestina. Con esta ofensiva, creo que es mucho más difícil volver a un mundo en el que pensamos que esto es sólo terrorismo no provocado, que es lo que afirmaba el editorial de hoy del New York Times. [En el editorial se dice que el ataque se produjo "sin advertencia ni provocación inmediata"].

Desde 2007, Hamás estaba contenido de manera efectiva en la Franja de Gaza. Existía la idea de que Israel podía confiar en Hamás para gobernar la Franja de Gaza y estabilizar a dos millones de palestinos que están encarcelados allí. Y había un equilibrio muy violento entre ambas partes. Pero, efectivamente, Hamás estaba contenida en la Franja de Gaza, casi separada por completo del resto de Palestina. Históricamente, había razones demográficas por las que Israel necesitaba hacer esto, para sacar a dos millones de palestinos de su control, para asegurar una mayoría judía manteniendo Cisjordania bajo su control. Con esta ofensiva, esa noción de contención puede entenderse ahora como lo que era: Hamás estaba esperando su momento. Siempre articuló que estaba reuniendo sus fuerzas y fortaleciéndose para impulsar el proyecto político palestino, con una ideología islamista.

Usted ha dicho que Israel es visto cada vez más como un Estado colonial que viola los derechos humanos. Pero parece que la respuesta a esto ha sido un apoyo total a Israel hasta un punto que me ha parecido un poco sorprendente. El apoyo estadounidense era de esperar, pero ha habido un apoyo europeo total con visto bueno para que Israel haga prácticamente lo que quiera en Gaza. ¿Podrían invertirse los progresos que ha identificado?

Por supuesto que sí. En cierto modo, es muy posible, y estoy completamente de acuerdo con usted. Creo que la retórica que ha surgido desde este ataque ha sido, en parte, una continuación de la interpretación fundamental errónea de lo que causa la violencia. Lo importante es poner fin a la guerra y a la muerte de civiles. A menos que se tengan en cuenta realmente las motivaciones políticas de los palestinos, esto no va a desaparecer. Si se destruye a Hamás, la lucha anticolonial palestina continuará con otro aspecto y otra ideología. Lo que me parece aterrador es que las potencias occidentales y los estadounidenses, que están tan empeñados en apoyar a Israel a pesar de su apartheid, piensen de alguna manera que pueden mantener este proyecto sin coste alguno.

Si asumimos que las acciones de Hamás son racionales en el sentido de que está haciendo algo con un objetivo en mente, eso no significa necesariamente que sus acciones tengan un sentido estratégico.

Eso es absolutamente cierto, y creo que se trata de una situación que todavía está en evolución. Nadie sabe en qué terminará esto. Creo que Hamás se ha sorprendido de lo lejos que ha conseguido llegar. Israel podría diezmar a la Franja de Gaza y Hamás podría dejar de existir como la organización que conocemos hoy. En cualquier caso, lo que las últimas setenta y dos horas han demostrado, y creo que esto es en cierto modo irreversible, es que existe un mito sobre la invencibilidad de Israel como régimen de apartheid. Y así, incluso si el tipo de poder militar abrumador que Israel puede desatar ahora con el pleno apoyo de sus patrocinadores occidentales diezma completamente a Gaza, o a los palestinos en general, en la imaginación política palestina esto será muy profundo. Por eso creo que hemos llegado a una situación completamente nueva.

jonolulu

No ha habido ninguna lucha anticolonial ni lucha por la descolonización sin violencia. Una parte de esta cuestión se refiere a la importancia de que volvamos a centrarnos en la causa principal de cualquier lucha anticolonial, que es la violencia colonial. Es crucial fundamentar el debate en ese contexto, porque la violencia de Hamás no surge de la nada. Y la parte de la cuestión en torno a, como usted dice, el sadismo, es que los palestinos, día tras día, han estado viviendo con la muerte y la violencia.

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...tenemos que entender que la violencia colonial infunde deshumanización tanto en el opresor como en el oprimido. Y ese pensamiento está completamente ausente. Me parece alucinante que los manifestantes israelíes salgan a protestar por la democracia en un régimen de apartheid. La única forma en que pueden sostener esa contradicción es si aceptan la ausencia de las vidas palestinas, o que son prescindibles. Y por eso tenemos que entender esta violencia, que, de nuevo, es desgarradora, en ese contexto.


Ahí está la madre del cordero

suppiluliuma

(continuación)

¿Cree que este atentado se debe parcialmente a la relación entre Hamás y la Autoridad Nacional Palestina?

Mire, obviamente existe una división institucional y política entre la ANP y Hamás, y esto se remonta a décadas atrás. Hamás lleva dieciséis años gobernando en la Franja de Gaza. En cierto modo, eso le ha venido bien. Pero Hamás siempre se ha aferrado a cierta ambivalencia, queriendo ser menos una autoridad gubernamantal y más un movimiento de resistencia armada. Lo que hemos visto con esta ofensiva, y durante algunos años antes de ella, es un mayor grado de confianza por parte de Hamás a la hora de afirmar su papel como portavoz de los palestinos, no sólo en la Franja de Gaza, sino en toda Palestina, e incluso en la diáspora y en las comunidades de refugiados.

Al mismo tiempo, la ANP ha sido cada vez más irrelevante en ese proyecto, en el sentido de que se la ha considerado inextricablemente vinculada al apartheid israelí. Hamás se define muy activamente en contra de ello, y en contra de la noción de coordinación en materias de seguridad. Hamás es mucho más capaz como actor cuando se produce una agresión israelí contra los palestinos, independientemente de que los palestinos acepten la ideología islamista de Hamás o incluso sus tácticas. Ahora es el único partido político y militar importante que habla el lenguaje del desafío. Y creo que esta ofensiva demuestra más que nunca lo irrelevante que es la ANP en esta constelación.

Pero, en algún sentido fundamental, ¿no cree que esta acción tiene que ver con una lucha intrapalestina? ¿Y no cree que se trata de enviar un mensaje a los estados árabes en relación a los tratados de paz con Israel?

Creo que todos esos factores estaban ahí, pero creo que, fundamentalmente, un ataque de esta magnitud no es un ataque planeado en el último mes o dos, y que fue sin duda un ataque que, en el fondo, trataba de hacer frente a la impunidad israelí.

¿Cuál ha sido la política del gobierno israelí hacia Hamás en concreto? Ha habido noticias en la prensa israelí sobre Netanyahu expresando su convencimiento de que fortalecer a Hamás debilitaría a la Autoridad Nacional Palestina y, por tanto, impediría la creación de un estado palestino. ¿Cómo se ha manifestado esto sobre el terreno en Gaza?

Israel siempre ha tenido una ideología, una política o una postura hacia los movimientos islámicos de Palestina, que en última instancia se convirtieron en Hamás, viendo a esos movimientos como un contrapeso al nacionalismo laico, si es que se puede llamar así a la Autoridad Nacional Palestina, visto en lo que se ha convertido. Esa política de "divide y vencerás" es intrínseca al trato con los palestinos. Y, en el caso concreto de Hamás, cuando llegó al poder en 2006, parte de la idea de Israel era imponer un bloqueo, que había existido en varias iteraciones antes de que Hamás tomara el poder.

Pronto quedó claro que Hamás era en realidad un buen socio para Israel en el sentido de que era capaz de estabilizar la Franja de Gaza y daba a los israelíes la cobertura perfecta para justificar su bloqueo. Nadie podía cuestionar realmente por qué Israel mantenía un bloqueo tan inhumano. Y así Hamás se convirtió en un muy buen interlocutor. Era un equilibrio violento. Cada parte aceptaba la posición de la otra.

Siempre que había que desviar la atención de un asunto interno israelí, o Hamás necesitaba hacer frente a desafíos en la Franja de Gaza, podía haber una configuración o algún tipo de escalada entre ellos. Pero siempre se volvía al alto el fuego. Y, desde la perspectiva israelí, de forma similar a cómo trata al resto de los palestinos, no había estrategia. En realidad sólo se decidió gestionar la ocupación, gestionar el statu quo. Así que nunca tuvo que enfrentarse a Hamás ni a sus motivaciones políticas. Israel pensó que podía contener a Hamás en la Franja de Gaza y permitirle estabilizar la zona, y, a partir de ahi, ojos que no ven, corazón que no siente.

¿Existe tensión entre lo que acabas de decir y la otra idea que has expuesto, que la Autoridad Nacional Palestina era considerada demasiado cooperativa con Israel y ha sido marginada políticamente en parte por ello? Parece que lo que está diciendo es que, de hecho, Israel en cierto modo prefiere a Hamás y mantiene una especie de cooperación tácita con ellos.

Se trata de una cuestión importante que he intentado abordar. La aceptación por parte de Israel de Hamás como autoridad de gobierno en la Franja de Gaza suscitó muchas preguntas en torno al hecho de que Hamás estaba colaborando con el Estado que se negaba a reconocer y, en cierto modo, alcanzando un nivel de coordinación en materia de seguridad, el mismo tipo de coordinación en materia de seguridad, por el que condena a la Autoridad Palestina. Está entablando negociaciones con Israel y, en ocasiones, retirando combatientes o lanzando cohetes para mantener la calma. Así que, en cierto modo, la realidad de Hamás como autoridad de gobierno impactó su proyecto de resistencia y le obligó a involucrarse con Israel.

Al mismo tiempo, la principal diferencia entre Hamás y el ANP es que Hamás nunca ha cedido en su ideología. Nunca ha cedido sobre el derecho de retorno de los palestinos, ni en su negativa a reconocer el Estado de Israel, ni a renunciar a la lucha armada. La Organización para la Liberación de Palestina, que luego fue subsumida en el ANP, sí lo hizo, y cedió en las principales motivaciones del nacionalismo palestino y en la creencia de que podría conseguir un Estado.

Israel también tiene diferentes modos de relacionarse con cada una de las entidades de gobierno bajo su soberanía, pero también más allá de su soberanía. Así que su relación con Hezbolá era en realidad más cercana a su relación con Hamás, que es una relación de intercambios violentos que en cierto modo también jugó a su favor, y eso es fundamentalmente diferente de cómo trata a la ANP.

¿Cómo diría usted que se relaciona con la ANP?

No creo que haya confrontación alguna. La Autoridad Nacional Palestina ha aceptado la soberanía israelí. Creo que la razón de ser de la Autoridad Palestina, en estos momentos, es la coordinación de la seguridad. Ha aceptado que gobierna un bantustán.

Siempre había oído que había mucha actividad de contraespionaje israelí dentro de Hamás, lo que supongo que sigue siendo el caso. ¿Por qué cree que no se reveló este plan?

Distintas personas dentro de Hamás o que comentan en torno a Hamás han hablado de que se trata de un secreto muy bien guardado dentro de un grupo muy reducido de militares y otras personas dentro de la organización. Lo que puedo decir es que, históricamente, Hamás siempre ha mantenido cierto grado de separación entre su ala militar y su secretariado político. El secretariado político proponía una estrategia. Y esa estrategia proporcionaba la orientación para que el ala militar llevara a cabo sus tácticas sin informar realmente al secretariado político. Así que el secretariado político da una dirección vaga, y no tiene ninguna información o intuición sobre cuándo o cómo va a tener lugar una determinada operación. Me parece que esto es algo que probablemente ocurrió en este caso: que había un sentido general de observar la debilidad y la desconcierto israelíes en los últimos seis meses y de dar algún tipo de orientación para un ataque, pero sin saber realmente cuándo o cómo se produciría dicho ataque.

Muchas de las figuras anticoloniales o revolucionarias que veneramos -me vienen a la mente Nelson Mandela y el Congreso Nacional Africano- utilizaron la violencia para conseguir sus fines. Y creo que hoy en día existe una cierta ingenuidad sobre la frecuencia con la que esos grupos a lo largo de la historia han hecho uso de la violencia. Al mismo tiempo, cuando oigo a los israelíes decir cosas como: "Los palestinos son animales que serán tratados como tales", o cuando escucho las noticias sobre niños muertos en ciudades israelíes, a veces me cuesta pensar que se trata de una estrategia militar o que forma parte de una lucha política coherente con fines claros. A menudo parece sadismo. Y no sé cómo debemos considerar estos actos en el contexto de luchas más amplias, incluso de luchas más amplias que apoyamos. ¿Cómo se enfrenta a ello?

Es una cuestión muy importante y creo que muy, muy difícil. Me enfrento a ella todos los días. Lo que dices es absolutamente cierto. No ha habido ninguna lucha anticolonial ni lucha por la descolonización sin violencia. Una parte de esta cuestión se refiere a la importancia de que volvamos a centrarnos en la causa principal de cualquier lucha anticolonial, que es la violencia colonial. Es crucial fundamentar el debate en ese contexto, porque la violencia de Hamás no surge de la nada. Y la parte de la cuestión en torno a, como usted dice, el sadismo, es que los palestinos, día tras día, han estado viviendo con la muerte y la violencia.

Es la primera vez que me entrevista The New Yorker, y ocurre porque israelíes han sido asesinados. ¿Qué ocurrió cuando miles de palestinos fueron asesinados, sólo en los quince años que llevo cubriendo la información sobre Hamás? Así pues, cuando realmente queremos pensar en cuál es este motor de la violencia -y las imágenes que han ido apareciendo son repugnantes-, tenemos que entender que la violencia colonial infunde deshumanización tanto en el opresor como en el oprimido. Y ese pensamiento está completamente ausente. Me parece alucinante que los manifestantes israelíes salgan a protestar por la democracia en un régimen de apartheid. La única forma en que pueden sostener esa contradicción es si aceptan la ausencia de las vidas palestinas, o que son prescindibles. Y por eso tenemos que entender esta violencia, que, de nuevo, es desgarradora, en ese contexto.

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(continuación)

Pero si queremos pensar en Hamás y su proyecto político, el grupo sigue sin hablar en nombre de todos los palestinos. Los palestinos no son todos islamistas. La cuestión más importante aquí es que el proyecto político palestino, que era la OLP, que en realidad estaba más en línea con los movimientos anticoloniales de los años setenta y ochenta, fue igualmente tratado como una organización terrorista por Occidente hasta que fue diezmado tanto institucionalmente como a través del asesinato y encarcelamiento de líderes políticos palestinos. Esto supuso el destrucción del proyecto político del movimiento anticolonial. Y, en el caso palestino, funcionó, o funcionó temporalmente. Pero ahora mismo el proyecto político se está reconstituyendo, y, de momento, Hamás es la manifestación más estrepitosa de ese proyecto.

Lo que dice de que la situación colonial provoca este nivel de violencia es cierto en sentido general. Pero la gente también comete actos violentos en todo tipo de circunstancias: Israelíes que no son víctimas del colonialismo; grupos islamistas que quieren matar a judíos por ser judíos. Cierta violencia no tiene por qué estar íntimamente relacionada con la lucha colonial, pero quizá siempre haya sido así a lo largo de la historia.

Creo que es vital para los líderes políticos y para los palestinos ser capaces de ver el sufrimiento, la tragedia, la pérdida de vidas humanas y la violencia, y ser capaces de mantener el valor ético de ver la justicia de su propia lucha, a la vez que se afligen por la violencia sádica. Tenemos que ser capaces de sostener ambas cosas. Tenemos que reconocer que las luchas anticoloniales son violentas. Pero no toda esa violencia persigue un proyecto político. Como usted dice, la violencia se produce por todo tipo de razones. Tenemos que ser capaces de sostener esa verdad al tiempo que reconocemos el propósito ético de acabar con el apartheid. Y creo que es muy difícil hacerlo cuando los medios de comunicación intentan retratar esto en blanco y negro. Es muy complejo, y tenemos que ser capaces de mantener esa complejidad.