Las precipitaciones tras los incendios pueden provocar problemas de erosión en un suelo que ha perdido la capacidad de retener el agua. Sin vegetación, el suelo no puede actuar como barrera natural y las cenizas acaban siendo arrastradas hacia ríos, lagos, embalses y acuíferos subterráneos. Esto supone que empeore la calidad del agua.
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Años de ninguneo al cambio climático, y a las brigadas forestales que preparan el terreno para épocas de calor cuando los incendios son potencialmente más peligrosos. Y de aquellos polvos estos lodos, nunca mejor dicho.
Yo ya he dicho alguna vez que soy más de hacerles currar duro en el monte quemado (que prefieran estar en la cárcel), pero, bueno.
¿La prueba? EEUU aplica la pena capital y sin embargo los asesinatos sólo hacen que aumentar.