Resulta patente que demasiadas personas de este planeta cojonudo no terminan de asimilar que las mentiras que han asumido como verdades solo les pertenecen a sí mismos. [...] Los llamados dogmas no son más que amigos imaginarios que solo ve el que se los ha inventado, aunque los llamemos por el mismo nombre ¿Podemos ser tan torpes como para creer que el Cristo al que dirige sus oraciones un niño de las favelas brasileñas es el mismo ante el que se pavonea Cospedal cuando se enfunda la peineta?