Roberto García-Calvo, que fue magistrado del Tribunal Constitucional hasta su fallecimiento en 2008, solía frecuentar las fastuosas cacerías organizadas por varios de los empresarios implicados en la trama corrupta destapada por el juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco en el marco de la Operación Púnica. Dos de los fijos en esas monterías, animadas con comida gourmet, vinos gran reserva y partidas de póker hasta altas horas de la madrugada, eran Francisco Granados,
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