La historia de Mael Aldecoa es digna de admirar. Este gijonés de tres años se ha convertido en todo un ejemplo de superación. Se puede decir incluso que encarna la resiliencia en su máxima expresión. A pesar de su corta edad, ha hecho frente a la adversidad en la salud sin apenas inmutarse. La bacteria del meningococo lo tuvo entre la vida y la muerte, llevándose incluso por delante sus cuatro extremidades. Y aún así, este pequeño sigue sonriendo, disfrutando la vida y y contagiando a todos con su energía y vitalidad que tanto le caracterizan  
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