Las golosinas y confites no eran para él. Los reservaba para los niños que frecuentaban entre 2008 y 2009 aquel local de fotocopias, servicios detallados de internet y elaboración de trabajos universitarios, aún ubicado en la avenida Libertador de Maracaibo, en el occidente de Venezuela, frente a una cancha de baloncesto y entre calles atestadas de comerciantes. Sus edades oscilaban entre los siete y los 12 años. Los sentaba en su regazo o entre las piernas para mostrarles videojuegos en línea o abrirles cuentas en alguna red social
Comentarios
Lo lleva claro como lo metan en una cárcel colombiana con el resto de los presos comunes.
#1 lo mejor que puede pasar
#2 no le va a pasar nada, como no le ha pasado nada al psicópata pedófilo de Garabito, uno de los mayores asesinos en serie que hace poco estuvo a punto de salir de prisión (bastante gordo)
#3 increible
No hay suficiente castigo para ellos