A quién en su sano juicio se le ocurriría meter una cámara en el inodoro. Si además la cámara cuesta 600 dólares la cosa suena aún más descabellada. Es la última idea de Kohler y tiene más sentido de lo que parece. Monitorizando hasta la caca Los relojes y pulseras inteligentes han creado toda una cultura de monitorización de la salud. Es lo que hace unos años llamábamos el ‘Yo, cuantificado’, pero registrar los pasos era sólo el principio. Hoy cualquier wearable es capaz de registrar nuestras pulsaciones, el nivel de oxígeno en sangre y tambi
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Yo no me pongo un reloj inteligente de esos ni loco y mi caca ni se me ocurriría compartirla.
Y con las app de salud, lo mismo aunque estoy convencido de que aunque no las use va a ser casi igual.