El dolor es el sentimiento que une a Sandra y a Belén. Una en Oviedo y otra en Gijón, ambas han sentido cómo el bullying se llevó por delante la vida de su hijas. D.M. tenía 16 años cuando se suicidó el pasado mes de octubre. Claudia tenía 20 cuando se quitó la vida tras dejar varias cartas de despedida, una de ellas en redes sociales para sus acosadores. «Es algo que no voy a superar nunca», coinciden ambas madres al explicar con enorme entereza la huella que ha dejado en sus vida el acoso escolar que sufrieron sus hijas en Asturias.
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