Corría el mes de septiembre de 2009 cuando el petrolero con bandera panameña Iballa G arribó al Puerto de Las Palmas. Uno de sus motores estaba dando problemas y había que repararlo. Iba a ser una parada corta, el tiempo necesario para solucionar los problemas mecánicos del barco y continuar ruta hacia los caladeros de Mauritania, Senegal y el golfo de Guinea. Aquel viejo petrolero se encargaba de suministrar combustible a los buques que faenaban en aquellas zonas.
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