El fenómeno Llaollao fue tan intenso como corto. Fundada por Pedro Espinosa en 2009 en Denia, aunque con sede central en Murcia, la marca creció con velocidad récord, llegó a Asia, y vendía una idea: postre “saludable”, personalizable y 100% instagrameable. Pero lo que pocos sabían es que en los fogones del éxito también se estaba cocinando un drama familiar digno de serie. La traición del yogur.
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Marca llaollao
La historia de la humanidad, oigausté qué novedad