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#2:
Antes de esos dos métodos dos preferiría un tiro directo a la cabeza. Seguro que se sufre menos.
Comentarios
Antes de esos dos métodos dos preferiría un tiro directo a la cabeza. Seguro que se sufre menos.
#2 Hombre, yo creo que las inyecciones es lo más limpio posible, ya que primero se te seda para que no notes nada
Claro, puede fallar todo, como también la silla se ponga mal y te estés +5min tostándote, en el fusilamiento que no te den bien en la cabeza, y que las inyecciones te dejen medio pajarito y notes todo
#4 El protocolo para la inyección letal en Tennessee, como en la mayoría de los estados con pena de muerte, implica un cóctel de tres drogas.
La primera, el tiopental sódico o pentobarbital, pone a la persona a dormir. La segunda provoca una parálisis y la tercera detiene el corazón.
Pero en los últimos años Estados Unidos ha enfrentado un faltante del primero de los tres fármacos, pues las compañías fabricantes se niegan a que este producto sea usado para la pena capital.
Si cumplieran con los requisitos seguramente que si...
#5 Lo de la inyección letal tal y como está planteada es bastante sádica. Le meten al condenado una cantidad bastante grande de drogas cuando un poco de cianuro o probablemente una sobredosis de morfina haría el trabajo de forma mucho más rápida e indolora.
Por el subidon, lo siento no es ético, pero no me he podido resistir.
para subirles la factura de la luz
yo hubiera elegido crucifixión! Es de lo mejor que han inventado los romanos...
#7 Yo prefiero la hoguera.
La hoguera - Javier Krahe:
#7 Además te dejaban escoger:
#7 ¿Crucifixión? Muy bien, pase por aquélla puerta, una cruz por persona, graciaaas... ¿Crucifixión?
Montypythonadas aparte, me parece poco menos que escandaloso que en este siglo, en un país del primer mundo, se siga ejecutando a seres humanos, por cualquier tipo de crimen. Es inhumano, es una burrada. No es ejemplarizante, no vale para que "el criminal se lo piense dos veces antes de delinquir" como he oído decir en ocasiones. No es compensatorio, no devuelve a los familiares la persona que han perdido. No vale para nada, sólo añade una muesca más a la lista de barbaridades de la especie humana y pone a la Justicia al nivel de los criminales, haciendo que mate igual que matan ellos.
Ningún método de ejecución es "humano" ni "indoloro". Desde la guillotina a la inyección, pasando por el garrote vil, todos son humillantes, dolorosos, horrendos y torturadores. Someten al reo al constante pensamiento de su propia mortalidad, y a veces a una indecisión terrible durante meses y meses, en los que la pregunta "¿será hoy?" les bombardea sin descanso. Ni a H1889 le sometería yo a un destino semejante. Si no la habéis visto, os recomiendo la película "Quiero vivir", de Robert Wise, que cuenta la historia real de Barbara Graham. Uno de los alegatos más feroces en contra de la pena capital.
#10 La de Wise la ví de chaval y me impresionó mucho.
Por lo de la chispa de la vida.
¿Miedo a las agujas?