Hace 9 años | Por Matroski a yorokobu.es
Publicado hace 9 años por Matroski a yorokobu.es

Javier Prieto, ingeniero de sistemas que cambió la ciudad por el pueblo, me cuenta: «La gente está muy mal, dicen unas ancianitas en un banco de la plaza del pueblo». No hay estadísticas de infectados por la peste de los malos modos y el desprecio a los semejantes, sin embargo, se notan los efectos. Las primeras víctimas son personas que trabajan de cara al público: cajeras de súper, empleados de atención al cliente, médicos… Profesionales que reciben las iras de los ciudadanos cabreados por los políticos y las instituciones.

Comentarios

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Pues sí que es verdad. Cada vez se odia más. Si equivocarse es humano, echarle la culpa a los demás es más humano todavía, y últimamente hay muchas cosas de las que culpar.

Y es que es jodido tragar con todo lo que está pasando sin echarlo fuera de vez en cuando. A veces hay que ser el jodido Dalai Lama para tomárselo todo con filosofía y no volverse un rancio.

Pero bueno, hay que tener un poco de introspección y darse cuenta de lo dañino que resulta para uno mismo tratar mal a los demás. La música, la lectura, la naturaleza, el deporte y por qué no, algún porrito de maría de vez en cuando, ayudan bastante