Desde el año 2020 y el confinamiento por la crisis sanitaria del Covid-19, el clima de conspiranoia se ha hecho hueco en nuestra cotidianidad. Para ilustrarlo, fijamos la mirada en una serie de pasquines callejeros que empezaron a tapizar las paredes de la calle Bravo Murillo en Madrid. Se han convertido, de forma ininterrumpida, en parte de la normalidad mural de los barrios que se abren a los dos lados de la arteria urbana.
#3 No te falta razón ni tampoco te sobra. El negacionismo es otra estafa mas y por eso es normal que apunte a gente de barrios con buen poder adquisitivo de donde se puede rascar mas dinero. Dicho eso tratar de silenciar los métodos de esos estafadores creo que juega mas a su favor que en su contra.
#3 Publicidad y espacio en un museo:
hoy podemos encontrar muchos de ellos catalogados en el archivo Covid-19 del Centro de Documentación del Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León
Y como no. Como todos los “escépticos” que han descubierto la verdad porque ellos han investigado…. Cree en el pack completo de la conspiranoia.
Es que macho, ni uno solo. Ni uno que diga… “oye que lo del Covis me ponen microchip 5G pero esto de las estelas… no se chico, un poco forzado”. Nada, imposible. Ellos PALANTE con todo.
En otras ciudades de España también pude comprobar, justo en la desescalada tras el confinamiento, decenas de papeles cutres escritos a mano pegados en las farolas.
Realmente me quedé sorprendido. 40 días metido en casa, y ahora esos mensajes extraños.
Al principio solo ponían frases, supuestamente famosas, de algún tipo supuestamente famoso. Inducían al miedo tras el confinamiento, como deslizando que todo era un complot. Frases muy sutiles.
Luego las frases de esos papeles cutres se convirtieron en arengas para no tener miedo, y que los políticos nos querían meter miedo y tenernos sometidos con las mascarillas y las restricciones.
Más tarde, claro, las vacunas. Que no tuviésemos miedo al Covid, y que realmente las vacunas eran chips para controlarnos, que nos atreviésemos a no vacunar a nuestros hijos y a no envenarlos. Vamos, que los que realmente estaban acojonados eran ellos, porque tenían miedo a la pupa de un pinchazito, y querían que el resto no nos vacunásemos.
Finalmente cuando, gracias los que nos vacunamos, se fue terminando la pesadilla de la pandemia, los papelitos fueron cambiando de temática: la geoingeniería, los chemtrails, que la Tierra es plana... Se les acabó foco de la pandemia, y ya simplemente quedaron retratados.
Vamos, que estos catetos salieron después del confinamiento como los caracoles salen al sol después de la lluvia. Vieron un sol en forma de foco de papeles cutres en las farolas, en forma de Twitter, en forma de partidos políticos que necesitaban frikis.
Comentarios
Un idiota pone carteles. Y le damos publicidad.
#3 #2 Este me lo encontré ayer y es que... me tiene enamorao ¡Fight the powa! ¡Ahora en libro!
https://es.wallapop.com/item/justicia-social-el-ultimatun-ley-natural-886918528
#3 No te falta razón ni tampoco te sobra. El negacionismo es otra estafa mas y por eso es normal que apunte a gente de barrios con buen poder adquisitivo de donde se puede rascar mas dinero. Dicho eso tratar de silenciar los métodos de esos estafadores creo que juega mas a su favor que en su contra.
#3 Publicidad y espacio en un museo:
hoy podemos encontrar muchos de ellos catalogados en el archivo Covid-19 del Centro de Documentación del Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León
#3 Si solo fuera uno. Pero son más de dos.
Y como no. Como todos los “escépticos” que han descubierto la verdad porque ellos han investigado…. Cree en el pack completo de la conspiranoia.
Es que macho, ni uno solo. Ni uno que diga… “oye que lo del Covis me ponen microchip 5G pero esto de las estelas… no se chico, un poco forzado”. Nada, imposible. Ellos PALANTE con todo.
En otras ciudades de España también pude comprobar, justo en la desescalada tras el confinamiento, decenas de papeles cutres escritos a mano pegados en las farolas.
Realmente me quedé sorprendido. 40 días metido en casa, y ahora esos mensajes extraños.
Al principio solo ponían frases, supuestamente famosas, de algún tipo supuestamente famoso. Inducían al miedo tras el confinamiento, como deslizando que todo era un complot. Frases muy sutiles.
Luego las frases de esos papeles cutres se convirtieron en arengas para no tener miedo, y que los políticos nos querían meter miedo y tenernos sometidos con las mascarillas y las restricciones.
Más tarde, claro, las vacunas. Que no tuviésemos miedo al Covid, y que realmente las vacunas eran chips para controlarnos, que nos atreviésemos a no vacunar a nuestros hijos y a no envenarlos. Vamos, que los que realmente estaban acojonados eran ellos, porque tenían miedo a la pupa de un pinchazito, y querían que el resto no nos vacunásemos.
Finalmente cuando, gracias los que nos vacunamos, se fue terminando la pesadilla de la pandemia, los papelitos fueron cambiando de temática: la geoingeniería, los chemtrails, que la Tierra es plana... Se les acabó foco de la pandemia, y ya simplemente quedaron retratados.
Vamos, que estos catetos salieron después del confinamiento como los caracoles salen al sol después de la lluvia. Vieron un sol en forma de foco de papeles cutres en las farolas, en forma de Twitter, en forma de partidos políticos que necesitaban frikis.
Pues la caligrafía parece de G. Soros, casi casi seguro.